Comentaba en esta página, hace muy poco, el extraordinario respeto que se había ganado en Bauta el eminente ensayista, poeta, investigador y narrador Cintio Vitier (1921 – 2009), uno de los bastiones del grupo Orígenes y a quien toda Cuba celebra en el centenario de su nacimiento.
Entonces apenas comenzaban los homenajes en este municipio al insigne estudioso de la obra y la vida de José Martí, nuestro Héroe Nacional; pero ahora, en plena efervescencia de la Jornada de la Cultura Cubana, su nombre volvió a tomar un papel altamente significativo.
De esta tarea se encargó la doctora María Marlene Vázquez Pérez, directora del Centro de Estudios Martianos, mediante la conferencia impartida en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced y San José, donde oficiara el padre Ángel Gaztelu, alma del grupo Orígenes.
La doctora Vázquez Pérez reconoció en Cintio a uno de los grandes cubanos del siglo XX, capaz de combinar una erudición deslumbrante con la clara sencillez y el humor de un hombre común, incapaz de una palabra dura o de un gesto desdeñoso, al igual que su extraordinaria compañera de amores, vida y letras, Fina García – Marruz.
Reconoció que, con la lectura de uno de los textos imprescindibles de Cintio, Lo cubano en la poesía, cambió para siempre su manera de ver la creación lírica y la cubanía, y ponderó la manera en que propuso a cada compatriota realizar su propia biografía de Martí.
De mucha vigencia fueron sus palabras respecto a una suerte de intento de “norteamericanización” del pensamiento martiano, aspecto que la visión crítica de Cintio echa por tierra al revelar la gestación del pensamiento antimperialista en Martí.
El Apóstol, combatiente a la par del decadente imperio español y del naciente imperio norteamericano, cuyos males de ambos sufrió en carne propia, no solo confesó a su amigo Manuel Mercado su intención de luchar contra un imperio en camino a expandirse, sino que supo del veneno moral, de la “muerte a retazos”, que ya corroía desde dentro a la sociedad norteamericana.
Otra integrante del panel, la escritora Mireysi García, destacó que la coherencia estética del grupo Orígenes recayó sobre los hombros del binomio Vitier – Lezama y destacó en este último su magnífica capacidad como editor y su seguridad en que la obra de los Origenistas sería mejor apreciada por las futuras generaciones.
El poeta y dramaturgo Juan José Jordán resaltó la esencia nacionalista del pensamiento origenista, su valor como cultura de resistencia y dio lectura al poema de su autoría En una calzada que no tiene nombre, escrito en homenaje a Cintio y Eliseo Diego.