Desde tiempos inmemoriales, las manos de la mujer y el hombre han tentado la inspiración de poetas, fotógrafos, cineastas, pintores…, capaces de reflejar en sus propuestas estéticas el impacto que han significado ellas en el desarrollo de la vida humana.
Baste decir que el simple gesto de una mano femenina sirvió de inspiración al narrador checo Milán Kundera para escribir La inmortalidad, una novela de 600 páginas.
Precisamente las manos de una criatura octogenaria, a la que mi esposa y yo llamamos con especial cariño La Inmortal, la bautense Venancia Rodríguez Arteaga (Marusa), sirvieron de motivación al artista Denys San Jorge, su nieto, para lograr la imagen, nombrada Poética protección, con la cual obtuvo el tercer lugar en la III edición del Premio Internacional de Poesía y Fotografía Diversidad como Riqueza.
Convocado por la Unión Mundial de Poetas por la Paz y la Libertad (UMPPL) y la Lisola Felice Associazione Culturale en Brescia, Italia, el premio tuvo como ganadores de los lugares primero y segundo, respectivamente, a la peruana Clara Salas y al italiano Domenico Canobbio.