Jonnie Martínez Nieves, a raíz de esta entrevista, me recordó que una vez le llamé Quijote. Y ya sabe cualquiera contra cuantos molinos de vientos debe luchar el ser humano al que cuelguen este sobrenombre de leyendas, fantasías y coraje.
Pues a Jonnie he recurrido ahora, cuando cayeron las exitosas cortinas del encuentro internacional Danzapuentes 2025, capaz de convocar el entusiasmo del más exquisito bailarín, coreógrafo y personalidad danzaria y del espectador más humilde que, sin saber demasiado sobre este arte, solo impulsado por la belleza de los pasos en la escena, aplaudió con las manos y todo el cuerpo el regalo que danzantes cubanos, mexicanos y turcos le regalaban para que unas horas de su vida fueran un acto mágico irrepetible.
Para Jonnie, el director de la aclamada NC Dance, el director general de Danzapuentes, un Quijote que reta las aspas del más filoso molino, fueron estas preguntas.
Después de cuatro ediciones del Encuentro Internacional Danzapuentes, qué logros y limitaciones le encuentras a este acontecimiento cultural.
-¿Logros? Le hemos llegado un poco más a la comunidad, tanto en Caimito como en San Antonio, hemos sido más inclusivos, reunido artistas valiosos, disfrutado de todo el apoyo de la prensa en la provincia y la nación, además de ganar en organización y experiencia. Y el mayor de todos los logros: en medio de tantas limitaciones económicas hemos realizado un encuentro de talla internacional muy hermoso.
La gran limitación que tenemos es no realizar este evento de manera anual, porque este proyecto va creciendo y merecería tener esa frecuencia. Sin dudas, nos gustaría mucho.
¿Qué siente un coreógrafo y promotor cultural tan persistente como tú cuando ve la sala abarrotada y el público apasionado por una obra en escena?
-Es maravilloso alcanzar como coreógrafo y promotor el objetivo que uno se ha propuesto. Que admiren tu obra y la aplaudan es una gran satisfacción y un orgullo para mí.
Me satisface saber que he alimentado el conocimiento y el amor por la danza desde un pueblo tan pequeño como Caimito, aunque muy seguidor de este arte, porque ha tenido una tradición en este sentido.
En la lista de expresiones artísticas dónde colocarías la danza.
-Considero que todas las expresiones artísticas, incluyendo la literatura, tienen una gran importancia en mi vida porque de todas me he nutrido.
Pienso que la danza cuando se piensa, lleva literatura, cuando se visualiza ponen de manifiesto la plástica, y si la encuadras y buscas una imagen, un cuadro, una visión, se pone de manifiesto la fotografía cinematográfica, porque si no hubiera sido coreógrafo hubiera sido director de cine o de teatro.
No solo busco que se vean cuerpos danzando, o entrenados físicamente en un escenario, sino que el público se lleve con ellos un mensaje y la idea que les inspire cada obra.
Con todo el respeto de todas las expresiones artísticas, la danza lo reúne todo. Es una forma de expresar lo que siento y creo. Y es dueña de un lenguaje universal. Mediante el cuerpo y el movimiento podemos decir muchas cosas.
La danza me ha permitido crecer artísticamente, y también como persona, porque me ha permitido conocer muchas nuevas vibras, amistad, solidaridad.
Dime tu opinión acerca del público artemiseño en general, el de las salas de teatro y el de otros escenarios más modestos.
-Tenemos un público que nos admira, quiere y sigue, uno que hemos formado con el tiempo y son capaces de admirar la danza y de integrar esta a su vida cotidiana. Y queda un público que nos falta por vencer.
Caimito es una plaza fuerte en la danza, no solo en el casco urbano, sino también en asentamientos como el del Central Habana Libre, y San Antonio también responde. Allí está la escuela de arte y estamos muy vinculados a ella. Pero hay que trabajar con otros públicos de la provincia y esto no se ha logrado, entre ellos con el del municipio cabecera.
No hemos logrado captar en ese espacio el público que esperamos, a pesar de la intensa promoción desde la prensa y las redes sociales. Hay que probar algún mecanismo en la Artemisa capital, ponerle ciencia, tiene que haber alguna variante para captar a ese público.
Tú me conoces. Sabes que para mí no hay imposibles. Pero hay que ponerle ciencia, aplicar alguno de mis mecanismos, para ver si Artemisa responde como esperamos. Hemos tenido buenas funciones allí, con buen público; pero cuando miras la cantidad de habitantes que tiene ese municipio, comprendes que la respuesta debe ser superior.
Hasta dónde puede llegar un artista talentoso que trabaja muy duro, pero reside en una provincia como Artemisa.
-Soy camagüeyano de nacimiento. Desde siempre he visto lo que acontecía en materia de danza en esa provincia. Nunca pensé alcanzar lo que he alcanzado. Pero lo quería. Estaba en mí. Miraba actuar al grupo Camagua y me decía: ¨yo quisiera bailar así, yo quisiera tener una compañía como esa¨.
Llegué a Artemisa por casualidades de la vida, y aquí comencé a probar con un grupo de niños y adolescentes. Fue una necesidad, pero estaba en una tierra que no era la mía. Persistí en las altas y las bajas, nunca me di por vencido. Es verdad, nací en Camagüey, amo esa provincia; pero me siento hijo adoptivo de Artemisa, un artemiseño más. Por eso estamos en Caimito y en Caimito nos vamos a quedar.
Definitivamente el talento danzario está repartido por Cuba entera. En conocer esta verdad tú nos has ayudado especialmente. Fuera de La Habana, como está la salud de la danza.
Lamentablemente, nos ha golpeado la emigración, la perdida de algunos bailarines importantes. Aun así, somos un país de bailarines, de amantes de la danza. Tenemos plazas fuertes en Matanzas, Villa Clara, Camagüey, Santiago, y por supuesto La Habana, y continúan formándose nuevos y talentosos bailarines. La salud de la danza se mantiene viva, gracias al empeño de los consagrados y los jóvenes directores y coreógrafos, que hemos trabajado muy unidos.
¿Quiénes te han ayudado a concretar con acierto un encuentro tan exigente?
-Si este evento se concreta, es gracias, en primer lugar, a nuestro gobernador, Ricardo Concepción, lo toma de la mano en conjunto con nuestra primera secretaria del Partido, Gladys Martínez Verdecia, junto a Alexander Valdés y Andrés Ligoña. Ellos han sido cuatro murallas a la hora de sostener Danzapuentes.
Piezas claves también han sido Yohanna Curiuneaux, directora de cultura en Caimito, y el gobierno en el municipio. Ellos le ponen todo el corazón para que el Danzapuentes salga de manera excelente.
¿Cuál es la lección más hermosa que deja este encuentro en el director general de NC Dance y del Encuentro Danzapuentes 2025?
-Lo más hermoso, por supuesto, fue que nuestro objetivo se cumplió. Nuestro lema ha sido: ¨el arte más noble es el de hacer felices a los demás¨. Y esta máxima se ha cumplido al pie de la letra. Lo segundo es que no solo respiramos danza, y que el arte nos unió con pueblos como el de México y el de Turquía, sino que también se desarrollaron una gran fraternidad y solidaridad entre los participantes.
Juan Manuel Reyes Unzueta, director de Corazón México del grupo Cananea, que vivió las emociones en las comunidades, escuelas, teatros…, me confesó que, al enterarse de lo que había ocurrido en Danzapuentes, todos los miembros de su proyecto, se animaron a venir a Cuba. Con un gran sentido del humor me dijo: ¨no sé cómo te las vas a arreglar para recibir a tanta gente¨.
Y después agregó una frase muy emocionante: ¨Cuando nosotros regresemos a México, yo sé que volveremos como mejores personas¨.