Hace apenas unos meses escribí acerca del último premio y de los más recientes logros de la escritora artemiseña, Olga Montes Barrios, ya asentada entre los más reconocidos escritores cubanos contemporáneos, aunque ella así no lo crea.
Decidí entonces que, tras la publicación de la noticia, correspondía su momento a una entrevista con esta mujer, autodidacta, de origen campesino, poseedora del talento suficiente para aspirar –y lograr– los galardones literarios que aún no han engrosado su larga lista de reconocimientos. Pero ella tampoco parece creerlo.
Hoy, con una nueva noticia en los oídos de todos: la próxima Feria del Libro en Artemisa será dedicada a ella y al Doctor en Ciencias y escritor Oscar Rodríguez Díaz, he decidido publicar esta entrevista con la fecunda autora artemiseña.
Dicen que escribes todos los días y largamente. ¿Cómo abordas en verdad el acto de la escritura?
Escribo todos los días, después del desayuno, en el horario de la mañana. Ese tiempo es sagrado. En la noche, jamás, ni de madrugada. A veces escribo también en la tarde, pero no siempre, solo cuando estoy apurada en terminar el proyecto en el que esté trabajando (generalmente estoy apurada por terminar algo).
Creo que ya es un vicio, al punto de sentirme agredida cuando algo interrumpe ese momento, cualquier cosa que sea el motivo de la interrupción: comer, quitar el polvo, cocinar, recibir una visita inesperada, y eso por no hablarte de un horario laboral.
En la tarde me dedico a la lectura, a ver algún audiovisual, una película. Estoy convencida de que el tiempo no me va a alcanzar para escribir todo lo que quiero.
A veces me obligo a tomarme un descanso los domingos, pero si estoy en casa es imposible, termino inventándome un pretexto para sacar la laptop, revisar, corregir y ahí empiezan a imponerse las palabras. Escribir para mí no es un hobby ni una alternativa, es una necesidad de vida.
Obtuviste el Premio Fundación Ciudad de Santa Clara, en la categoría de Literatura Infantil, por el libro El celular encantado. ¿Qué pueden encontrar los lectores en un libro con tan sugerente título?
Esta novela narra la historia de una niña que encuentra en la basura un celular encantado y, a partir de ese momento, establece con él una relación de dependencia.
¿Quién no ha sucumbido alguna vez ante las posibilidades que los mundos mágicos ofrecen?
Personajes, lugares y objetos fantásticos que satisfacen deseos, son símbolos utilizados a lo largo de la literatura escrita para niños y jóvenes. Yo me apropié de esos referentes para contar una historia con la cual las niñas y los niños de hoy pudieran identificarse y ver reflejado su contexto. Es un relato de suspenso, absurdo y humor, que no elude la reflexión.
Eres hoy una de las escritoras cubanas más galardonadas. ¿Cuántos premios te has propuesto ganar?
No escribo para ganar premios, contrario a lo que mucha gente piensa. Ni tampoco creo ser una de las escritoras cubanas más galardonadas de estos tiempos; hay muchos escritores y escritoras con muchos más premios de los que yo he recibido.
Que los he ganado en un corto margen de tiempo, puede ser. Que de ser una completa desconocida he logrado alcanzar cierta “visibilidad” por ganar concursos, tampoco te lo discuto, pero de ahí a ser “una de las más galardonadas”… no lo creo.
Un buen día te descubrimos en el universo del audiovisual, hasta finalmente sentarte a escri- bir los 63 capítulos de la telenovela Mujeres de café, ganadora del Premio Fundación Ciudad de Matanzas en su versión literaria.
En el guion audiovisual me siento un poco más cómoda, aunque tengo que seguir estudiándolo, una nunca deja de aprender y esto es una manera de contar muy diferente de la literatura. Son otros códigos. Estoy convencida de que lo importante no es el formato en que se haga la propuesta, sino tener una historia atractiva, que conmueva y haga pensar.
El teleplay Luna mía, con guion tuyo, llevó a la Televisión Cubana un tema duro: la homosexualidad femenina. ¿Cómo te fue con esa historia?
Luna Mía tuvo varias versiones hasta llegar a la propuesta final que vimos en pantalla, pero en esencia la historia siempre fue la misma: dos muchachas que se enamoran y tienen que enfrentar a familiares y amigos para poder estar juntas. Puedo decirte que me siento satisfecha con el resultado.
La reacción del público fue diversa. Muchos halagaron mi “osadía” al abordar un tema tan polémico como la homosexualidad en la adolescencia; otros me criticaron, y otros tantos se arriesgaron a “justificarme”.
Pero ese es el riesgo que asumes al escribir: si no desencadenas cierta “turbulencia” ¿qué sentido tiene? Desafortunadamente, el público cubano aún no es muy receptivo con el tema, pero estoy segura que el teleplay llegó a conmover e hizo reflexionar… y ese era el objetivo.
¿Qué han significado los libros para Olga Montes?
Desde muy temprano en mi vida, los libros fueron una tabla de salvación, un refugio. Ya lo dijeron otros antes que yo: la literatura, como cualquier forma del arte, es la confirmación de que la vida no alcanza y eso también son los libros para mí: un posibilidad de vivir muchas vidas.
Cómo recibiste la noticia de que esta Feria del Libro en Artemisa estaría dedicada también a ti.
El hecho de que me hayan dedicado la Feria es, ante todo, un privilegio, un motivo de alegría porque significa un reconocimiento a mi obra, mi trabajo, a las horas de sacrificio y dedicación. Es también un compromiso y una mayor responsabilidad.