Echar un simple vistazo a la imponente biografía de Alberto Bayo Guiroud, es un motivo para preguntarse de inmediato: cómo pudo este hombre tener una historia tan diversa e involucrarse en tantos acontecimientos a lo largo de su vida.
Militar, aviador, entrenador de guerrilleros, poeta, novelista, combatiente…., logró ser parte de la Historia más fervorosa de Cuba y España al ser protagonista de eventos transcendentales en la tierra de Martí y en la de Cervantes.
Nació en Camaguey, en 1892, pero seis años más tarde, tras la derrota del colonialismo español en Cuba, su familia marchó a España, donde permaneció largamente. Completó sus estudios en el Chenet Institute de Nueva Orleans y, en 1912, ingresó a la Academia Militar de Toledo, donde alcanzó el grado de segundo teniente en 1915.
En 1920 fundaría la academia de aviación Aeródromo Bayo y, tres años más tarde, se enfrentaría al capitán Joaquín González Gallarza en el último duelo celebrado en España, del cual Gallarza saldria muy mal herido y Bayo expulsado de la academia.
Tras su fragorosa estancia en Marruecos como parte de la Legión Española, lo cual lo llevó a participar en diversos combates y recibir una grave herida, regresó a España, donde sirvió lealmente a las fuerzas republicanas que intentaban frenar el empuje de las fuerzas franquistas.
Al finalizar la Guerra Civil, pasó a Francia, donde fue confinado junto a su familia en un campo de concentración y perdió un ojo. Esta pérdida no fue obstáculo para que, al ser liberado, participara como piloto de guerra al servicio de la nación francesa contra los nazis y, gracias a su valentía, recibiera la Orden de la Legión de Honor.
Volvió a Cuba, pero en el año 1941 se instaló en México, donde tras la llegada de Fidel y los futuros expedicionarios del Granma, les sirvió de instructor militar en la finca El Chalco.V
alor le sobraba para integrar la expedición; pero ya para entonces contaba con la respetable edad de 64 años. Desde ese tiempo su relación de estrecha amistad con figuras como Fidel, el Che y Raúl sería indestructible, así como sus aportes a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, en las cuales se desempeñó como asesor.
Su muerte ocurrió el 4 de agosto de 1967 en La Habana, donde fue sepultado con honores militares. Dos de sus libros gozaron de especial popularidad y contaron con varias ediciones: La guerra será de los guerrilleros y Ciento cincuenta preguntas a un guerrillero.
Pero una curiosidad marca la obra lírica de Bayo, sobre la cual ha escrito el poeta e investigador batabanoense Juan Carlos García Guridi: fue el primero en dedicarle un poema a Fidel Castro, aunque muchos piensan que toca a Carilda ser la iniciadora en este tipo de homenajes al líder revolucionario.
¨Casi todo el mundo cree que se trata del Canto a Fidel, de la gran poetisa matancera Carilda Oliver Labra, pero no es así… El primer poema inspirado en la figura de Fidel fue escrito por el general Alberto Bayo Giraud, se titula A Fidel Castro, y data del 22 de marzo de 1956, o sea, cuatro meses anterior al Canto a Fidel Castro, de Ernesto Che Guevara; alrededor de ocho al Gracias, Fidel, del güinero Francisco Riverón Hernández y un año al Canto… de Carilda¨, aclara Guridi.
Aunque sin la popularidad del poema de Carilda ni la contundencia lírica de la creación riveroniana, la obra de Bayo es un grito de libertad más que sincero, rubricado por un hombre que jamás sacó el cuerpo a las más duras batallas por la redención del hombre en España y Cuba, y como tal será siempre recordado.

En vez del baile, el vicio y los placeres, en lugar de las fáciles mujeres, en vez del vino que en placer marea tu juventud dedicas a la Idea, te llenas de patrióticos deberes y con amigos forjas sanos seres que sólo sueñan con viril tarea.
Ves que tu Patria se halla amordazada por un tirano duro, esclavizada, y con tu juventud fuerte y hermosa, te empañas en la senda peligrosa de arrancar al traidor su sucia espada cabalgas en tu idea generosa sin pensar que hallar puedes tu honda fosa que te sepulte en sombras de la nada.
Eres un héroe de la Patria herida a la que ofreces juventud y vida, tus fibras sanas, puras, juveniles, tus pensamientos por demás viriles, y en la obra heroica que has de ver cumplida laboras con el alma en gozo henchida al ver que siguen tus pisadas miles que esperan sólo la orden de partida.
La Patria ha de premiar tu heroico empeño. Eres el prototipo del cubano que no admite le pongan en la mano cadena alguna de tirano o dueño pues no sufre ni dueño ni tirano; y ha de cristalizar tu dulce sueño de vernos libres del traidor enano.
Toda Cuba te mira; el mundo entero espera tu empuje guerrillero que el dictador te oponga lucha exigua, y así habrá luz radiante en la manigua y nuestra libertad será de acero.
Héroe fuiste en la lucha del Moncada y aunque viste tu gesta fracasada ante la fuerza vil de dictador, sembraste en Cuba por tu gran valor la semilla que vemos germinada en este nacional, creciente ardor por ver la tiranía arrinconada.
Fidel Castro, tu senda, tu figura, será el faro potente que fulgura aires de libertad en Cuba entera; seguiremos contentos tu bandera aunque ella fuera juvenil locura.
Los grandes locos van tras de la Gloria. Los grandes locos siembran en la Historia el fruto de las bellas, grandes gestas. ¡Dios te bendiga tus virtudes éstas si nos libras del fango de la escoria!