Desde hace rato la luz de los ojos no acompaña a la narradora, robusta, profesora e historiadora guanajayense Gilda Guimeras Pareja.
En ese sentido la vida le jugó una terrible pasada, la misma que no ha podido jugarle a su inspiración brillante, capaz de llevarle a abordar con acierto los más diversos géneros de la escritura creativa.
Sonados han sido sus dos premios en España; pero ahora un nuevo galardón viene para colmar su fecunda trayectoria: será, junto al escritor Enrique Garcés Montero, la figura homenajeada en la ya cercana Feria del Libro en la provincia de Artemisa, a celebrarse entre los días 6 y 9 de marzo próximos.
Gilda es natural del barrio de Cayo Hueso, en La Habana. Por este barrio siente una pasión invencible, pero Guanajay la ha acogido entre sus anchos brazos para desatar su poder creativo, sencillamente imparable, ante el cual sus problemas visuales han debido doblegarse o inclinarse con respeto.
Dueña de una poesía sencilla, sin afeites ni imágenes altisonantes, puesta a prueba en cuadernos como Quien llega a los andenes, Premio Tiflos en la tierra de Cervantes, con relatos muy convincentes en Es mejor la noche, Estaciones de Eva, Las reglas del juego y Asuntos personales, y con manos de certera cronista en la magnífica colección Contado en pocas líneas, entre otros, representa una de las más fecundas autoras de la literatura escrita hoy en Artemisa y Cuba.
Mientras, Enrique Garcés Montero, un guanajayense con la pinta del ser humano más noble del mundo, destaca por su formación militar severa y vocación profunda de escriba que lo ha hecho aventurarse en el rico campo de la Historia de Cuba, para encontrar en el jugo de sus raíces a figuras que, si bien desconocidas, formaron parte de grandes acontecimientos patrios como el asalto al Cuartel Moncada y la lucha insurreccional contra el dictador Fulgencio Batista.

Del estudio de este tiempo tan decisivo surgirían títulos como El artemiseño que rescató a Fidel y Pastor Valente: el más político de la guerrilla.
Sin embargo, la obra de Garcés supera por mucho su pasión por la historia de connotaciones bélicas, pues abarca más de 15 títulos, entre los que destacan piezas de teatro, cuentos, poemas, artículos y crónicas.
Además, ha podido dirigir hacia otros contextos su pasión investigativa al convertir en centro de sus libros a figuras como Enrique Núñez Rodríguez y Miguel Barnet, dos resonantes nombres dentro de lo más sobresaliente de la cultura cubana.
Coronel retirado de las FAR, Doctor en Ciencias Militares, internacionalista, profesor investigador, condecorado y reconocido varias veces, son las mejores señales para definir a este guanajayense nacido en el insurrecto Bayamo hace ya 70 años.
Seguramente de aquella tierra gloriosa le viene también su pasión por la historia y la cultura, seguramente trae de allí en su linaje, el ADN de los padres fundadores de la patria, esparcidos generosamente por toda el terruño de Baliño y María Teresa Vera y ya en camino de que la feria del libro artemiseña lo siente, como bien merece, en una silla de honor.