Son ingenuas las imágenes; pero son bellas. No las respalda un sólido oficio de profesionales; pero las dignifica la sinceridad y la incipiente vocación del niño que tiró la foto.
Y con ambos méritos a cuestas “esos locos bajitos”, como los llamó Serrat, nos regalan en sus imágenes gatos de mirada curiosa, perdida en el infinito o soñando quizás con Borges, Bucovski o Cortàzar, escritores que tanto los adoraron.
También nos regalan imágenes de bahías apacibles, crepúsculos de sol “sangriento”, palmeras despidiendo la tarde, cielos de misteriosa belleza, árboles retando al viento…y no pocos espacios de alegrías y recuerdos personales.
Así podría resumirse lo visto y disfrutado en el grupo de 40 obras que componen la curiosa exposición Encuentro Fotográfico Infantil La Mirada Curiosa, expuesta en la Galería La Vidriera, en el cine teatro de la cabecera municipal caimitense, auspiciada por los talleres de la Casa de Cultura Raquel Revuelta y con curaduría del licenciado Evelio Sánchez Zayas.
Durante la inauguración de la expo, apuntó Sánchez Zayas que es habitual en el mundo la inauguración de exposiciones realizadas por profesionales, pero no por niños, quienes, en este caso, supieron sacar provecho de un medio que tan a mano está y mucho material fotográfico produce: el celular.
Para llevar a feliz término La Mirada Curiosa, resultó fundamental el apoyo de Roselín Francés, instructora de Artes Visuales de la Casa, encargada de que las 41 obras de 19 niños tomaran por asalto los cristales de la sui generis galería.
Durante la inauguración, el público pudo disfrutar de la actuación del dúo compuesto por la guitarrista Taymara Blanco y su hijo, el violinista José David Miranda, quienes interpretaron las conocidas piezas Bésame mucho y Flor pálida, de Chelo Velázquez y Polo Montañez, respectivamente, momentos antes de que el grupo Las Chiquilinas, dirigido por la instructora Amanda Otero, cerrara el preámbulo de la exposición.