Hace apenas unos días la plica con el nombre del ganador del Premio Uneac de poesía Rubén Martínez Villena se abrió para dar a conocer el nombre del ganador del certamen. Se trataba del joven poeta alquizareño Miguel Ángel Ortega Rodríguez, autor del libro Resortes.
Cuando era un principiante, Miguel Ángel sentía pena de mostrar sus poemas y reflexiones, pero un día, gracias a su profesor de teatro Cirilo Valdés, se animó a participar en un concurso de talleres literarios en la vecina Güira de Melena, de donde retornó con un premio en el género de poesía.
Cirilo entonces le sugirió acercarse a los talleres, donde Miguel Ángel encontró el apoyo y el placer de adentrarse en el fabuloso universo de las letras, en compañía de Reynaldo Riverón, José Alberto Nápoles, Bárbara Suárez y Cecilia Langaney, entre otros.
Con los reconocidos Olga Montes y Mario Reynaldo Martínez aprendió técnicas narrativas y con la fallecida narradora Marilú Rodríguez Castañeda, en el taller Caballo de Coral, tuvo la suerte de vivir una aventura tan sincera como irrepetible.
“Marilú siempre fue incondicional conmigo y nunca tuvo piedad con lo que yo escribía. Era la exigencia literaria en persona. Al ver cómo me “destrozaba” los escritos, su esposo Humberto llegó a decirle: “si yo fuera ese muchacho no volvía más aquí”. Pero yo siempre volvía. Cuando fui a optar por la entrada al curso de técnicas narrativas en el Centro Onelio, me revisó línea por línea los tres cuentos a presentar”, revela Miguel Ángel.
Su paso por el Centro Onelio, de manos del Chino Heras y de otros profesores, fue inolvidable y cada experiencia fue labrando la obra de Miguel Ángel hasta depararle varios premios en concursos como el Enrique Álvarez Jane y el Carlos Jesús Cabrera, hasta llegar al más importante de su trayectoria: el Villena de poesía.
Pero ¿Cómo nació este poemario?, ¿En qué circunstancia fue creciendo hasta convertirse en el libro que un jurado compuesto por Juan Carlos García Guridi, Ana Margarita Valdés y Reinier Del Pino decidió galardonar?.
“Empecé a escribir Resortes durante el periodo de la pandemia de la covid. Cuando ya tenía cerca de 40 páginas, Riverón me habló del concurso y me animó a participar. El año en que Nápoles lo ganó, me había jurado: “ese concurso tengo que ganarlo yo también”, cuenta Miguel Ángel.
Este joven metodólogo municipal de Educación, tan solo con 35 años de edad, suele escribir y acumular ideas en su teléfono y después convertirlas en poemas. Escribe sobre la vida y las injusticias que pueden nublarla y también sobre libros que ha leído.
Cree en la inspiración, es rotundamente sincero cuando afirma que no le gusta la poesía rimada y ve el acto de escribir como un hecho capaz de liberar al hombre de muchas cosas, aunque por la escritura no reciba ningún premio a cambio.
Volviendo al extremo rigor de Marilú, reconoce la humildad de una mujer capaz de enseñarlo a no ver la crítica a una obra literaria como una crítica personal.
En este punto radica, seguramente, la mayor lección para seguir creciendo artísticamente y continuar obteniendo nuevos premios y reconocimientos.