Un país derrotado sufrirá en carne propia no solo el saqueo de sus recursos naturales, sino también el de su cultura, la cual será manipulada y ninguneada al punto de que el país vencido no se reconocerá al asomarse al espejo de su Historia.
El vencedor no hará concesiones a quienes rindan sus armas culturales, no tendrá piedad al borrar los símbolos más sagrados del país perdedor.
No por gusto las naciones imperiales siempre han creado conceptos culturales excluyentes, términos tan ofensivos y tan discutibles como Civilización y Barbarie, para robarse el derecho de creerse representantes de la primera y dejar a los pueblos oprimidos la triste opción de representar la segunda.
Aunque con varios antecedentes memorables, las incipientes cultura y nación cubanas toman victoriosas por asalto a Bayamo en los inicios de una contienda que muchas vidas humanas costaría durante más de 30 años, en los cuales los representantes de la metrópoli esclavista, entendían perfectamente que dejar sedimentar una cultura nacional, era dejar camino libre a su hermana gemela: la independencia.
Bien lo sabía España y también todos los conquistadores y opresores de pueblos: la cultura puede ser enemiga o aliada, para ejercer el dominio de unos sobre otros o para hacer que los humanos se entiendan mejor, comprendan de manera más clara el tiempo donde han vivido y aspiren a una existencia más digna.
En nuestro caso, de esta última variante se trata: la cultura la asumimos como un acto de entendimiento, pasa por encima de las diferencias, une de manera generosa, aunque crítica, el corazón de los hombres y mujeres de razas, credos y naciones diferentes.
Ahora en toda Cuba la cultura anda de fiesta, vuelve a levantarle un monumento a lo que más vale y brilla en el Aleph de la nación y en los espacios donde, modestamente, se le prestigia, abraza y promueve, para que nuestra resistencia ante el empuje despiadado del más fuerte no falle nunca.
Ya con el final de la jornada al doblar de la esquina, Artemisa invita a la gala de cierre que tendrá lugar en la noche del 20, en el Cine-Teatro Juárez, dirigida por Jonnie Martínez Nieves, con la actuación de la compañías NC Dance y Danza Libre de Guantánamo, como invitada especial, el grupo Yawar, el laudista Erdwin Vichot y el maestro Rodolfo Chacón, entre otros artistas.