En más de un artículo reciente he recordado de qué manera surgió en Cuba la llamada Generación Literaria de los 90, azotada por las brutales carenciass del Período Especial, pero llena de un intenso coraje y entusiasmo que no creyó en obstáculos ni limitaciones materiales de ningún tipo.
Herman Hesse, el gran novelista alemán, Premio Nóbel de Literatura en 1972, había asegurado: ¨El que quiere nacer tiene que romper un mundo¨. Y en ese mundo duro donde habita la vida y el arte y los artistas nunca se rinden, menos los jóvenes creadores, comienza a desarrollarse la obra del artista visual candelariense Bryan Acosta Fagundo.
Bryan es graduado de la Academia de San Alejandro en este año, pero ya muestra una vocación indetenible, presente en la exposición colectiva No pasa nada, en la galería capitalina La Nave, donde le acompañaron varios contemporáneos suyos: Karolín Sánchez, Hermes Aguilera, Airel Suarez, Yordan Segredo, Daniela García y Diego Noa.
Allí fue posible disfrutar de su obra Sin pelos en la lengua, una selección de obras donde destacan un impetuoso despliegue de sentimientos y del empleo de materiales no convencionales, así como un sólido sustento imaginativo que tiene asideros notables no solo en referentes indiscutibles de las artes visuales, sino también en escritores como el argentino Jorge Luis Borges o el cantante David Bowie.
Los cortes circulares, un universo de fijaciones, el espejo como símbolo para revelar lo que esconde o expresa el alma más que lo reflejado de manera elemental por el rostro en el vidrio, son parte de la filosofía con que este joven puede expresarse desde el videoarte, la escultura y la pintura de caballete, por supuesto.
Bryan reconoce los aportes a su formación que realizaron artistas como Eduardo de la Rosa, primero, y después Jesús Gastell, quien lo preparó minuciosamente para ingresar en la Academia. ¨Es mi guía y referente más importante¨, reconoce el joven artista artemiseño.
Otro cubano, el pintor y grabador Ariel Gato Miranda, le abrió de par en par las puertas de su taller en Las Terrazas; el pintor y dibujante Sergio Marrero le dejó fuerte influencia, y dos creadoras de inagotable riqueza expresiva, imprescindibles del arte visual en intramuros, Sandra Ceballos y Rocío García, conmovieron la manera de Bryan a la hora de entender el arte.
Desde más allá de los mares le llegó el influjo del irlandés Francis Bacon, caracterizado por el empleo de la deformación pictórica, y del neoexpresionista alemán Georg Baselitz, quienes se han convertido en dos de sus principales referentes.
Sin embargo, más que a cualquier creador de altos quilates, Brayan reconoce una enorme deuda con su padre, Jeime Acosta, quien lo condujo por los caminos de arte y nunca lo ha abandonado un segundo en un viaje donde, en muchas ocasiones, el triunfo y el reconocimiento tardan años en llegar.
Quizás el punto fuerte de Brayan pueda estar en la pintura de caballete; pero, artista inquieto al fin y al cabo, está artillado para aprovechar cualquier formato donde pueda revelar sus inquietudes como artista.
Beethoven aseguraba que cuando las musas lo visitaban nada ni nadie podía detenerlas. Tampoco las de un artista de cualquier talla se detienen cuando son profundas y sinceras, como parece suceder con las de Bryan.
Reconoce que siempre está en activo, creando. En este sentido, basta saber que cuando el título de graduado en San Alejandro llegó a sus manos, ya contaba con varias exposiciones, una de ellas en ese espacio tan codiciado que suele ser la Bienal de La Habana, en el 2022.
Durante nuestro primer encuentro, invité a Brayan a mover su obra por cuanto espacio de promoción le fuera posible, comenzando por el ámbito digital y siguiendo por todos los salones y galerías de nuestra provincia, necesitados siempre de mostrar cómo marcha el paso de los más jóvenes artistas visuales del territorio.
Aunque su respuesta fue afirmativa, es justo reconocer que, a difererencia de otros creadores en ciernes con talento, pero sin la imprescindible brújula para encaminar la promoción a puerto seguro, Brayan parece saber muy bien lo que quiere, a pesar de contar con apenas 22 años.
Sabe que le queda mucho camino por recorrer y mucho por trabajar. Y en estos detalles radican sus mejores asideros con un arte que ama y lo desvela.
Muchas felicidades me parece increíble todo lo que hacés y hasta donde has logrado llegar y todo lo que te falta. Aquí tienes una admiradora que te tiene como antecedente en todo…. te deseo éxitos en todo lo que queda de vida, te mereces lo mejor.