Por GABRIELA VELÁZQUEZ y MARÍA
CARIDAD GUINDO
Antes del amanecer comienza el ajetreo en el Laboratorio de Microbiología José Suárez Blanco, del municipio cabecera, con alcance territorial, pues atiende cuatro localidades: Artemisa, Caimito, Guanajay y Mariel, incluida la Zona Especial de Desarrollo Mariel.
Adilis Palacios Cristi, la directora durante tres años, explicó que, desde el inicio de la COVID-19, debido al déficit de hisopos necesarios para tomar muestras, han concentrado sus servicios en los programas Materno Infantil y de Infertilidad, niños menores de un año y embarazadas, a quienes priorizan con exudados vaginales, endocervicales y misceláneas.
“Para el resto de la población procesamos urocultivos, heces fecales y realizamos el análisis de aguas y alimentos, enfermedades diarreicas agudas, de transmisión sexual, vigilancia sanitaria, tuberculosis y sífilis”.
Bien conoce la artemiseña Araidis de la Torre de la escasez, ya que debió obtener, en la capital cubana, los hisopos necesarios para el exudado nasal de su hijo.
A este problema no escapan el resto de las instituciones del sistema de Salud Pública. En el caso del laboratorio, el tema se agrava al tratarse del centro encargado de responder a una demanda creciente e insatisfecha sin las condiciones requeridas.
Análisis de las deudas
La doctora Yasmín Hernández Carpio conoce el bacteriológico como su propia casa, después de dirigirlo del 2000 al 2019. Comenzó recién graduada y se ha convertido en transmisora de la historia de la institución, a partir de las referencias de sus compañeros.
Le contaron que el lugar era centro de reunión de los médicos artemiseños antes de ser declarado laboratorio de Microbiología en 1967, debido al incremento de enfermedades infecciosas en el municipio.
La institución cerró en 2004 y fue reinaugurada cuatro años después, al culminar el arreglo y ampliación del área de esterilización y fregado. “No cumplía ninguna norma de bioseguridad, debido al mal estado de mesetas, fregaderos y estructuras”, comenta, de modo que “me encargué de estudiar las pautas de bioseguridad y las leyes del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
“Incluso, se realizó un proyecto de ampliación del inmueble. En la planta alta debían ubicarse los laboratorios SUMA (Sistema Ultramicroanalítico), ambiental y de química, para concentrar en la planta baja la microbiología en pacientes.
“Lo presentamos al Gobierno municipal y más tarde al del territorio. Sin embargo, no fue aprobado, pues prevalecía la idea de instalar el laboratorio de microbiología provincial en Mariel o San Antonio de los Baños”, refiere Hernández Carpio. Más allá de los esfuerzos entre 2004 y 2008, resta mucho por hacer.
Concluir, ¿en 2023?
En 2019, la Empresa de Mantenimiento constructivo ejecutó una reparación parcial, afirma la directora. Trabajaron en la impermeabilización de la cubierta, la pintura y otros objetos de obra; en cambio, persisten filtraciones que afectan el Departamento de Tuberculosis 1, un cuarto herméticamente cerrado al cual le sustrajeron el aire acondicionado en 2013 y aún permanece vacío el hoyo en la pared.
Tal situación complejiza el análisis de la enfermedad, ya que en este local se hacen las coloraciones entre humedad y falta de ventilación.
Asimismo, no existe un flujograma adecuado para el cultivo de mohos y levaduras en el área de alimentos, pese a disponer de incubadora, de ahí que “soñábamos un área más amplia en el segundo piso”, sostiene Hernández Carpio.
Otra dificultad es que el agua almacenada en dos tanques elevados no es suficiente para instalar un destilador, por tanto deben recurrir a la planta de hemodiálisis del hospital Ciro Redondo García para obtener agua destilada; al IPK para adquirir el agua desionizada empleada en las bioquímicas especiales, y en Medicina Verde procurar la que requieren las autoclaves y los baños de María.
Pero, ¿qué pasó en 2019? De acuerdo con Carlos Milanés Segura, director de la Unidad Municipal de Higiene y Microbiología, “no se concluyó la restauración planificada debido a la ausencia de resina impermeabilizante.
Tampoco se movieron los tanques elevados por falta de tuberías y ahí quedó la filtración que afecta el departamento de tuberculosis.
“Ya previmos para este año gestionar las tuberías, eliminar la filtración y colocar el tercer tanque. Además, la turbina se averió después de años de explotación, y desde diciembre último el Hogar de Ancianos le prestó la suya, reparada”, lo cual domina la Dirección Provincial, junto a nuestra solicitud de disponer de una nueva.
El doctor asegura que la disponibilidad de insumos depende del presupuesto y la asignación, seriamente afectada en los últimos tiempos. Igual, conocen la necesidad de expandir el laboratorio; mas, nunca se ha contemplado en presupuesto. “Quizás este año pudieran hacerse evaluaciones al respecto”. Esperemos que un asunto tan vital no duerma el sueño eterno en la grabadora, y que la gestión de material de trabajo algún día incluya otras alternativas, más allá de lo asignado por la Empresa Nacional de Suministros Médicos.
Únicos sin laboratorio provincial
Pedro Sánchez Machado, jefe de sección de Microbiología en la provincia, explicó que este es el único territorio sin laboratorio con ese carácter; sin embargo, las proyecciones y la capacidad de diseño apuntan al de Mariel.
“Posee una estructura bien planificada, concebida para abarcar la parte clínica y la sanitaria, pues los laboratorios del territorio son casas que se han adecuado; con el transcurso de los años fueron aumentando las capacidades, y en el caso del laboratorio de Artemisa los departamentos están al máximo y su ampliación debe ser proyectada por la Dirección Municipal de Salud Pública”.
Además, Sánchez Machado apuntó que, gracias al respaldo financiero de una ONG francesa, “podemos contar con el monto necesario para adquirir equipos que favorezcan los análisis sanitarios de agua y alimentos, en el de Mariel, una decisión del Ministerio de Salud Pública”.
Y es que sentimos, en no pocas ocasiones, la falta de percepción sobre el papel rector de la cabecera provincial en disímiles procesos, así como el nivel de acceso del laboratorio de Artemisa, ubicado en la Carretera Central.
Aprovechar los aciertos de una infraestructura ya consolidada y eliminar sus dificultades, permitirá brindar a la población mayor confort y acceso en trámites obligatorios, como todos los inherentes a la Salud.