Solo plátano burro hallamos en el quiosco de la CCS Antonio Maceo, una de las mayores entidades productivas de Candelaria, que debiera abastecer a buena parte del centro urbano, de los más pequeños en la provincia.
Esa era la oferta el miércoles 23 de junio, cuando un equipo de este semanario lo visitó e intercambió con vecinos cercanos al punto de venta.
Celina Soto reconoce el esfuerzo del presidente de la cooperativa por surtir mejor su tarima, y dice entender la escasez de productos agrícolas por disímiles motivos enumerados en reportajes de esta índole.
Entretanto, a Yamilé Cristo González le llaman la atención las variadas ofertas de los carretilleros, frente a la contracción de la placita próxima a su vivienda, en la que resulta difícil encontrar frutas y hortalizas. “No satisface nuestras necesidades”, sostiene.
Desde su puesto, Juan Antonio Pérez, dependiente del quiosco, anunció que al otro día esperaban el arribo de ají cachucha y 15 quintales de calabaza. Aunque la CCS tenía yuca y boniato, no estaban listos para sacar. “Esos y la malanga son los productos que más solicita el cliente”.
Y de nuevo, ¿quién llegó primero, el huevo o la gallina?, me cuestiono entre las incongruencias que urge erradicar, afirma Yasmany Díaz Hernández, coordinador de Programas y Objetivos del Gobierno Municipal.
¿Será la tan llevada y traída cadena de comercialización la mayor traba para el autoabastecimiento candelariense? ¿Tierras pobres, campesinos inexpertos o deficientes mecanismos de control? Lo cierto es que, debido a incumplimientos, ilegalidades y desatención, en el segundo trimestre se les han rescindido 52,44 hectáreas a siete productores de leche y viandas, informa Díaz Hernández.
El de la CCS resulta apenas uno de los 25 puntos de venta creados en toda la geografía de Candelaria, con extensas zonas montañosas donde quizás el alimento oye la conversación en el patio, o el vecino dispuesto auxilia.
Preocupa que cada lunes se reúna el Gobierno con las formas productivas para ratificar o no los planes, y las decepciones lluevan. “Por eso emprendimos el proceso de recontratación hasta determinar cuántos alimentos tendremos”, explica Díaz Hernández.
Otra interrogante medular consiste en esclarecer qué hombros sustentan tanto compromiso y cómo se desenvuelven en busca de los surtidos agropecuarios.
Granos e industria, ¿nada más?
La Empresa Agroindustrial de Granos José Martí (EAIG), cuya sede central radica en Candelaria, hace las veces de Empresa Agropecuaria en la localidad. A sus proyectos de desarrollo del arroz y otros cereales, suma la misión de velar por el desempeño de seis CCS, tres de cultivos varios, dos cafetaleras y una arrocera y de ganadería, esta última con mínimas producciones de viandas.
“La EAIG no pertenece al Grupo Empresarial Agropecuario y Forestal de la provincia sino a la Organización Superior de Dirección Empresarial (OSDE) arrocera, lo que limita la entrega de recursos para producir, como combustible, maquinarias y herramientas”, refiere Eddy Santiago Gómez Rojas, el director general.
“Solo han recibido algunos implementos para casas de tapado. Muchos campesinos asumen cultivos a riesgo personal”, comenta el coordinador, quien defiende la idea de contar con una Empresa Agropecuaria.
Osvaldo Martínez Alfián, director de la Agricultura en el municipio, confiesa que han analizado convertir la UEB Granja Urbana en Empresa Agropecuaria, «que responda a nuestros intereses, pero no se ha concretado».
A esta orfandad habría que agregar bajos rendimientos, de apenas cinco toneladas por hectárea como promedio, en las 177 sembradas de cultivos varios durante la campaña de frío, en la cual el tomate arrojó los mejores resultados, declara el director.
En cambio, el puré brillaba por su ausencia en el punto de venta antes citado, pues la Empresa tiene solo una minindustria en la UEB Aseguramiento (ubicada en San Cristóbal), de modo que disminuyen las posibilidades de ofertar conservas, y en la UEB Bioterio apenas procesan un poco de encurtido.
Asimismo, tanto en época de sequía como en período lluvioso persisten dificultades para sembrar, lo mismo por zonas bajas donde las precipitaciones dañan los sembrados, que en terrenos arenosos, de poca fertilidad y castigados por la ausencia de sistemas de riego.
Gómez Rojas apunta hacia la adopción de variantes agrícolas: emplear canteros en lugares susceptibles a inundaciones, e incrementar la siembra en secano de cultivos como la yuca, el boniato y otros.
“Ya disponemos de dos máquinas de riego Fregat montadas, y debemos emplazar otras dos. Un cuadrante en cada una lo destinaremos al encargo estatal; los tres restantes (12 en total) responderán a la alimentación del pueblo”.
La solución entusiasma a muchos en una entidad con el mayor peso de los alimentos que demanda Candelaria, si bien deben aportar también la empresa Forestal y organopónicos en la Sierra del Rosario, donde “vamos a potenciar usufructuarios que contribuyan al autoabastecimiento, amparados en las nuevas medidas”, señala Martínez Alfián.
Viandas y hortalizas en números
El Programa de Autoabastecimiento Municipal estipula la distribución de 30 libras de alimentos per cápita (15 de viandas, diez de hortalizas, tres de frutas y dos de granos), y al cierre de junio reportaban 24, con el mayor déficit en viandas y hortalizas, de acuerdo con Inalvis Hernández Victorero, delegada provincial de la Agricultura.
Queda trabajo por delante hasta lograr, de cultivos seleccionados, 13,42 hectáreas de yuca y plátano por cada 1 000 habitantes; 1,2 de boniato y dos de malanga, talón de Aquiles a resolver con premura.
El coordinador de Programas y Objetivos del Gobierno municipal comenta que, en el movimiento de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, han identificado 1 948 patios y parcelas, por lo que disponen de 14 metros cuadrados por habitante (superior a los diez solicitados) y 20 paneles solares destinados al cultivo de hortalizas, así como un área semiprotegida en la UEB Granja Urbana.
Pero en aras de los cinco kilogramos de carne proyectados, más allá de esfuerzos individuales en la cría de conejos, chivos y carneros, “Candelaria necesita crear módulos pecuarios en sus formas productivas con las cinco especies previstas: cerdo de capa oscura, conejos, aves rústicas, ejemplares ovino-caprino y alevines, estos últimos no obligatorios”, subraya la delegada.
No obstante, ya existen en Candelaria 11 lagunas, seis de ellas ocupadas. En la actualidad, no se informa aporte alguno en el Programa de los cinco kilogramos de carne per cápita mensuales.
El ejemplo del Bioterio
En cuanto a la cría de animales, la UEB Servicios Técnicos Veterinarios, Bioterio, acumula experiencia de ventas a la población, asegura el coordinador municipal.
Según Ariel Gil Díaz, su director, también al frente de Acopio en la localidad, poseen 12 reproductoras porcinas y 42 cerdos tradicionales y de capa oscura; gallinas y más de 60 chivos de cuya leche hacen queso.
En el momento de nuestra visita preparaban espacio para ampliar la maternidad, incorporar un centenar de reproductoras de conejos y recibir 1 200 pollos de ceba, mediante un acuerdo con el Combinado Avícola, que les proporcionará el pie de cría y la comida necesaria.
Además, en dos molinos criollos elaboran 60 sacos de pienso en una jornada, a base de cáscara, cabecilla y polvo de arroz industrial, carbonato de calcio, sal y proteínas, que incluyen fosfatos, soya y maíz, según dispongan.
Cultivan morera y titonia como alimento animal; en secano, boniato, yuca y calabaza, aunque una buena porción es para reproducir y conservar semillas, uno de los puntos débiles de la producción agropecuaria candelariense.
El ejemplo del Bioterio bien podría diseminarse, unido a prácticas adecuadas de siembra que recomiendan científicos y campesinos con años de experiencia, tropiezos y éxitos.
Otra de las variantes para abastecer a su gente resulta la alianza con otros municipios, que les venden renglones casi inexistentes en la localidad. Pero Candelaria está obligada a consolidar su agricultura, sin comparaciones innecesarias. Basta con desinfectar de marabú parte del paisaje, revaluar las prioridades de la EAIG y sus recursos, y poner manos a la obra. Esa es la mejor opción.