Los recientes partidos de la selección nacional de fútbol levantaron una gran expectativa entre la fanaticada al más universal de los deportes en Cuba. Entre esos nombres que hicieron historia para el balompié cubano se coló a última hora el de un artemiseño: el mediocentro Karel Espino.
Titular y protagonista en el primer encuentro ante Guatemala, el talentoso sancristobalense venía luciendo muy bien en el centro del campo cubano, hasta que una muy discutible expulsión lo convirtió en “el villano” del juego. Además de dejar a Cuba con diez hombres y un gol debajo, Karel se perdió el encuentro ante Curazao.
De regreso a Cuba, y tras aplacarse los ánimos y emociones despertadas por aquellos dos partidos, lo contactamos por vía electrónica para conocer sus impresiones.
¿Qué significó para ti integrar el primer equipo unificado del fútbol cubano?
“Fue un sueño cumplido. No estuve en la primera convocatoria por encontrarme en medio de los exámenes de la universidad. Por suerte, pude incorporarme a tiempo para ser parte de este equipo histórico. Se siente una gran satisfacción personal y profesional, al jugar al lado de los mejores futbolistas cubanos del momento.
“Salir a la cancha junto a Onel Hernández, Carlos Vázquez o Jorge Luis Corrales es un tremendo orgullo para quienes amamos el fútbol, sobre todo el fútbol cubano. Me siento muy contento por haber estado entre los pocos elegidos para este gran momento de nuestro deporte.
“Tener a jugadores de este nivel en el equipo, junto a otros que también se desempeñan profesionalmente en otras ligas, sube el techo de la selección nacional. Aportan experiencia lo mismo dentro que fuera de la cancha, y le dan calidad a nuestro juego. Ha sido un paso hacia adelante muy grande para el fútbol cubano”.
¿Cómo valoras los dos partidos?
“No salió el resultado que esperábamos en ninguno de los dos. Ante Guatemala acusamos de falta de engranaje, y caímos en su juego provocativo. Ya frente a Curazao mostramos un mejor fútbol, y el equipo cambió la cara; sin embargo, tampoco pudimos sacar puntos.
“Lo más importante es que hemos descubierto nuestras flaquezas. Vamos a trabajar en esas deficiencias para —en las próximas ventanas clasificatorias— mejorar nuestra actuación y darle la alegría que el pueblo cubano merece”.
En el primer choque estabas siendo uno de los mejores jugadores por nuestro equipo. ¿Crees que esa tarjeta roja fue muy rigurosa? ¿Cuánto afectó en lo personal y lo colectivo?
“Desde mi punto de vista sí fue muy rigurosa: en ningún momento hice ni tuve la intención de hacerle daño al rival. No obstante, el árbitro costarricense tomó su decisión; yo no la compartí, pero la acepté. Ya no había vuelta atrás, y no iba a ganar nada con una protesta.
“Siempre una tarjeta roja afecta a quien la recibe; sabes que dejas a tus compañeros en desventaja, y deben hacer un esfuerzo doble para suplir tu ausencia. Cuba jugó casi media hora con diez; eso quizás nos privó de lograr el empate. En lo personal solo me queda aprender del error, y esforzarme para mejorar y aportar más al equipo”.
¿Cómo enfrentarás los próximos eventos internacionales?
“En cuanto salgamos del aislamiento vamos a trabajar en las deficiencias de estos dos partidos. Colectivamente tenemos mucho trabajo por hacer para ganar puntos en este camino mundialista. Seguiré preparándome individualmente para estar en mejor forma y aportar más a la selección de la que tanto esperan los cubanos”.