La Cooperativa No Agropecuaria Agromercado La Victoria, de Bahía Honda, persiste en colocarse cada vez más cerca del bolsillo común
¡Carne de cerdo a 18 pesos la libra, no de manera esporádica sino cada martes, jueves y sábado, sin grandes colas! La noticia puede asombrar a los artemiseños, pero es muy cierta; lo ha logrado la Cooperativa No Agropecuaria (CNA) Agromercado La Victoria, de Bahía Honda.
La ofertan en varios puntos del poblado norteño: en calle 21, en Reparto Nuevo, en la propia Feria donde radica su sede y, semanalmente, en el consejo popular Las Pozas. En octubre vendieron 5,96 toneladas a la población, una cantidad ya usual cada mes.
Ricardo Sánchez, responsable de Control y Fiscalización en el Agromercado La Victoria , proporciona tales datos, y agrega que, en su asamblea, los 25 socios acordaron subsidiar la venta de carne al pueblo, con tal de proponérsela a un monto asequible. “Desde la fundación de la cooperativa, nuestra intención ha sido esa”.

Los bahiahondenses comentan que el dinero no ha conseguido tentar a la gente de La Victoria; por el contrario, emprenden una batalla sin tregua por bajar cada vez más los precios. Lo atestiguan Yulaima Cabrera y Raúl Alfaro, quien acude con frecuencia, esta vez, en busca de yuca y toronja.
“La oferta es llamativa y variada. Y la carne tiene muy buen precio y calidad; en ningún lugar la ofrecen tan barata como aquí”, alega Alfaro.
¿Cómo?
Desde luego que lo primero radica en la voluntad, sostiene Osmel Aroche, presidente de la CNA Agromercado La Victoria .
“Nosotros compramos los cerdos de traspatio, los que están fuera de contrato: personas naturales sin convenio con la Empresa Porcinos. Recurrimos a esa producción paralela tan amplia como la otra, y pagamos por la libra “en pie” entre 21 y 24 pesos, en dependencia de cuántas sean”, revela el responsable de Control y Fiscalización.
“Eso nos asegura un mercado, pues los criadores acuden a venderlos a la cooperativa, motivados por lo atractivo del precio. En otro momento, toda esa carne iba a parar lejos de aquí, incluso a La Habana; ahora permanece en Bahía.
“Por supuesto, los animales merman al sacrificarlos, al 32% aproximadamente. Un cerdo de 200 libras, que después pierde 64, quedaría en 136: a 18 pesos cada una, nos reportaría 2 448 pesos; en cambio, al adquirirlo pagamos 4 800, a 24 la libra”, analiza Sánchez.

“¿Cuál es la clave, entonces? Vender una parte a empresas que pagan a un promedio de 4,50 CUC el kilogramo de cerdo en banda. Con lo recaudado en esa venta, subsidiamos la carne destinada a la población.
“Las empresas también ganan, pues generalmente no logran acceder a la producción porcina estatal; el Turismo y el consumo social tienen mayor prioridad. Mediante nosotros, sí garantizan sus cárnicos. Además, cuando consiguen comprar por la vía estatal, los precios son más altos (Frutas Selectas, a 5.00 CUC)”.
Y Osmel Aroche enfatiza en que “así ganamos todos: se beneficia el productor, la empresa, el pueblo… y nosotros”.
Camino probado
“Hemos subsidiado ventas por un valor de cuatro millones de pesos, pero hemos vendido por más de 80”, advierte el presidente de la CNA.
“Cada mes las empresas adquieren de 20 a 40 toneladas de carne de cerdo: la de Asistencia y Servicios, de Mariel, nuestro principal cliente; la Desguazadora de barcos y la Procesadora de Café Luis Bocourt, ambas de Bahía; la de Acopio y Beneficio del Tabaco, en San Antonio de los Baños; y otras del territorio y de La Habana.
“Cuando tengamos un mercado estable, la ofertaremos a la población a 15 pesos. Aunque no ganaremos una millonada, alcanzará para vivir holgadamente. Como promedio, los socios ingresan unos 3 500 pesos mensuales, incluso han llegado a cobrar 7 800”.
Bien lo saben los estibadores Félix Pedro Contreras y Yordanis Hidalgo Peña, quienes no se detienen a observar si afuera aún está el Sol o ya se hizo de noche. Claro, igual todos cambian con gusto la oficina y cualquier puesto laboral, a la hora de cargar o descargar un camión.
“No hay lugar donde atiendan a los trabajadores como aquí. No necesitas pensar en qué llevar a casa para la comida, solo en cumplir con tu labor. Semanalmente recibimos diez libras de carne, viandas, arroz… en dependencia de lo que halla, y un módulo de aseo mensual. Tenemos un buen colectivo y muy buena dirección”, asegura Jorge Hernández.
“También hemos entregado televisores, lavadoras… y a fin de año una caja de cerveza, de refresco, cerdo y ron, sin costo alguno para los socios”, indica Ricardo Sánchez. ¿Cómo no entender cuando Carlos Alberto, Yasmany y él mismo hablan de trabajar sin horario, de compromiso, de que no hay fluctuación laboral?
“Hemos aplicado un sistema de comercialización que toma en cuenta al pueblo, y nosotros nos favorecemos también”, insiste Osmel Aroche.
No basta
Cualquiera pensaría que están satisfechos. De eso nada. El presidente del Agromercado La Victoria intenta aplicar disímiles ideas. Con la malanga emplean la misma estrategia seguida con la carne de cerdo: las diversas entidades la adquieren a 1,35 CUC el kilogramo, para ofertarla a no más de 4,20 pesos a la población; así le vendieron 1 119 kilogramos a los bahiahondenses en octubre.
Y, como es lógico, no han dejado de surtir sus puntos de venta con boniato, plátano, frijoles, frutabomba, acelga, vinagre, jugos…

No obstante, ya coordinaron para habilitar un nuevo punto en la capital provincial, con tal de abastecerlo tres veces a la semana de carne de cerdo a 18 pesos, y de otros productos agropecuarios, adelanta Aroche.
Igual comenta que recién acordaron la entrega al Complejo Turístico Las Terrazas de 18 renglones, incluido el maíz tierno desgranado congelado para una nueva Casa del Maíz.
“Estamos dispuestos a garantizar el plato fuerte subsidiado (carne de cerdo, hígado, corazón…) a las instituciones de salud de Bahía Honda y a algunas de Educación”. Resta superar ciertos mecanismos. Asimismo, piensan incorporar la gastronomía, si finalmente se la aprueban.
Incluso la Contraloría certificó la transparencia de su accionar, añade el presidente. Son deseos de hacer, de contribuir. Cada idea combina nuevos servicios e ingresos, y reducir las mermas, no solo para incrementar la eficiencia sino también las ofertas al pueblo.
Saben que no es necesario imponer un margen comercial excesivo, como estilan otros. Siempre hay modos, como vender grandes volúmenes de productos y acceder a mercados que propicien los subsidios a la base de la pirámide. En Agromercado La Victoria han probado ser emprendedores, pero con esa inteligencia infalible que nace del corazón.