En la empresa Roca Real, perteneciente a la UEB Mármoles Occidente, hasta solían hacer réplicas exactas en mármol de la obra La última cena. Esta piedra ornamental no es solo un material de la construcción, sino también un complemento decorativo. Y por supuesto que su extracción y comercialización en Cuba tiene amplia demanda, explica Pedro del Toro, director de la UEB, ubicada en Mariel.
“Su primer destino son las obras del turismo: nuestro principal cliente es la empresa inmobiliaria ALMEST; aunque consume esencialmente mármol, ha incorporado la jaimanita, piedra originaria de la Isla de la Juventud, muy útil para revestir muros.
“Asimismo, apoyamos obras de Salud Pública como el Policlínico Docente Orlando Santana, del propio Mariel, con enchapes de jaimanita. Además, realizamos contratos con otras empresas y cooperativas”.
Mármol, Jaimanita, Capellanía

de mármol virgen de hasta 15 toneladas
Desde las canteras llegan a la planta cubos de mármol virgen de hasta 15 toneladas. “Los cortamos con enormes sierras eléctricas para convertirlos en planchas de 60×40 centímetros, de 40×20 y de 40×40. Luego son pulidas y empacadas, y los trozos sobrantes los entregamos a la UEB Mantenimiento Constructivo del municipio”, explica el ingeniero industrial Alfredo Feria, jefe de operaciones.
“Igual ocurre con los cubos de piedra jaimanita, pero pesan muchos menos, cinco toneladas cada uno, y el proceso de corte es más rápido: mientras el mármol tarda de dos a tres días en el telar, la jaimanita requiere solo uno.
“Aunque los procesos de corte demoren, la producción nunca se detiene, pues cada plancha cortada de grandes extensiones nos permite laborar durante varios días. Tenemos dos brigadas trabajando 12 horas, por turnos; hemos picado hasta seis bloques al día”, asegura Feria.
Sostienen este empeño 100 trabajadores, 44 de ellos vinculados directamente a la producción: 18 en la cantera, 18 cortadores y ocho en las planchas.
El director invita a contemplar el imponente telar: una máquina automatizada capaz de convertir los bloques en 49 planchas, simultáneamente. De estas emergen las losas brilladas, “nuestro producto estrella, con las cuales se visten pisos, paredes y escaleras de muchos de los hoteles que se construyen en Cuba”.
Por si no bastara, la empresa marieleña es la única en el archipiélago que extrae y trabaja la piedra jaimanita, opaca y rugosa, pero muy usada en la construcción, porque soporta bien la salinidad del aire en las zonas costeras.
“Tiene una utilidad muy grande en lugares cercanos al mar, sobre todo para enchape, al reducir el mantenimiento de las fachadas y permitir a los arquitectos hacer combinaciones con materiales como la madera”, afirma Ramón Rodríguez, jefe del grupo de apoyo de la dirección de la UEB.
“Tenemos 18 trabajadores en la cantera de Piedra Jaimanita, explotada desde hace 40 años, que radica en playa Baracoa, al costado de la ruta costera entre La Habana y Mariel, no lejos de la Escuela Latinoamericana de Medicina. Allí emplean maquinaria especializada”.
Los artemiseños no renuncian a un proyecto prometedor: reabrir la cantera de Piedra Capellanía, usada hace casi un siglo en la construcción del Capitolio de La Habana. Esa y la de San Juan y Martínez, en Pinar del Río, permanecen paralizadas, pero los geólogos han verificado previamente sus condiciones para la explotación”, agrega Rodríguez.

78 485 metros cuadrados
La mujer, los retos, el empeño
Son 18, muchas directamente en la producción, calificadas y comprometidas con sus misiones, portadoras de sobrados conocimientos. Se hace notorio su desempeño, hasta en la cantera, velando por la calidad de los productos.
Deisy Mieres, especialista C en Gestión de la Calidad, lleva trabajando casi tantos años como acumula la empresa, desde sus 21. “He pasado por varios puestos, sin irme de aquí. Suponía todo un reto, al ser una labor usualmente de hombres; eso nunca me detuvo”. Escucharla transmite confianza, certeza de su capacidad.
Ella sabe cuánto queda sobre sus hombros, o sus pupilas: cuidar de los trabajadores ante los riesgos con aparatos tan grandes y peligrosos, materias primas pesadas, humedad, corriente eléctrica, ruido…
“Vigilamos si utilizan los medios de protección. Hace años no ocurre ningún accidente de trabajo, y hasta el momento tenemos un 98% de conformidad de los productos: una de las mejores fábricas de producción del MICONS”.
Elsa Souchay, analista A de producción, alude a los planes. “El del año pasado fue de 108 000 metros cúbicos(m3) y el de este asciende a 109 000. Hasta la fecha han entrado a las cortadoras 5 401 m3, y hasta el cierre de octubre cortamos 78 485 metros cuadrados. Estamos cerca de cumplir, como siempre, pues nuestros trabajadores son abnegados: en 2018 logramos el 103%.
“Anteriormente, teníamos más ventas; contábamos con maquinaria especializada para tallado en mármol, la 1 098, de la cual existen solo dos en América Latina y es netamente computarizada. Con ella hacíamos réplicas exactas en mármol, además de esculturas y otros tallados… ¡una maravilla! Ahora está rota”, revela Souchay.
Los trabajadores de mantenimiento se empeñan en garantizar la disponibilidad de los equipos, de tecnología italiana recibida en 1997. Realizan innovaciones para evitar detener la producción. Vencen limitaciones de piezas de repuesto. Sustituyen importaciones.
“Arreglamos la máquina de hilo, el telar, las grúas viajeras, y nos encargamos hasta de la mecánica de los camiones de la empresa, a fin de sostener en pie a la UEB”, aclara Amaury Martínez, técnico de mantenimiento.

De eso se trata la producción de mármol o jaimanita, de sudor y tesón, de hombres y mujeres que desafían el calor o la dureza de una roca, de artistas anónimos que esculpen día a día obras sin título, de verdadera belleza detrás de la piedra.