Desde San Cristóbal, Ángela Santos Chirino, de 74 años, y vecina de calle Ciro Redondo No. 6 nos envía una curiosidad: en su patio tiene una flor muy singular, fruto de la planta que le regalara una vecina.
Nos explica que la planta es singular: crece un tronco y hace como una sombrilla, después se seca y del ñame que queda sale esta flor con una textura rugosa y mal olor, y así se repite el proceso.
Indagando sobre la misteriosa planta todo parece indicar que se trata de una variedad de la flor cadáver, conocida como la flor más grande del mundo, con nombre científico Amorphophallus Titanum. La floración es todo un acontecimiento pues lo hace pocas veces y su flor desprende un olor desagradable, como a carne podrida.
El olor a putrefacción que despide la flor madura es precisamente un mecanismo para atraer a los insectos polinizadores, fundamentalmente moscas.


Ángela, quien vive con su nieta estudiante de medicina, comparte el orgullo de tener a su hija, Licenciada en enfermería, con especialidad en Angiología, e integrante de la brigada Henry Reeve, ahora de misión en Qatar.
Del amor por las plantas es testigo su patio, donde habitan varias especies que reciben de su cuidado y esmero.
