Regresaron al amor de la familia, a la calidez de los amigos, al abrazo del barrio. Llegaron con la satisfacción inmensa del deber cumplido y el regocijo de haber cambiado, poco a poco, la realidad desoladora que dejó el huracán Melissa tras su paso por el oriente cubano.

La labor de las brigadas de la Dirección Territorial de Etecsa Artemisa concluyó, oficialmente, con el arribo este viernes del último grupo de hombres que hace casi dos meses partió hacia Guantánamo, para enfrentar el rostro triste de la desolación.
En la tierra caliente, específicamente en el municipio Palma Soriano, estuvieron también los muchachos de Artemisa. Los hijos de estos tiempos que desafían montañas de adversidades en nombre de la solidaridad que apenas hace un año ellos recibieron.
«Hubo días difíciles. Momentos de cansancio y enfermedad. Pero nadie flaqueó. El objetivo se cumplió. Con los pocos recursos disponibles logramos un nivel importante de restauración. En medio de tantas pérdidas, la población afectada recibió el regreso de las comunicaciones y también un halo de esperanza», sostuvo Yoslier Noriega Sánchez, jefe del Departamento de Operaciones de la Red, al frente de la brigada.
Sus valijas llegan cargadas del agradecimiento de quienes lo perdieron casi todo. El sabor del café de la vecina agradecida, el abrazo apretado del guajiro de espalda soleada. «Ya están en Artemisa los héroes de la recuperación. Son trabajadores de coraje y sonrisa que dieron su sudor en Oriente y representaron con dignidad y entrega los valores de nuestra empresa», expresó Yuri Vargas Nápoles, director general de Etecsa Artemisa.



