Llegan las musas sin aviso. Revolotean, danzan, se posan suave en la métrica de Ángel Valiente y la poesía de Silvio Rodríguez. Cabalgan sin frenos con la risa de Cuinco, Añelo, Televilla, Brígida y Ramona la billetera.
Musas que le cantan al Ariguanabo con la trova de Yawar y la canción de Ovidio González. Es el aniversario 231 de mi ciudad. A pesar de los palos que le dió la vida, respira, sueña, crece y confía en un mundo mejor.
San Antonio de los Baños es volver al jonrón de José Antonio Fuentes y los ponches de Julio «Jiqui» Moreno. Es dibujar con el pincel de Rubén Suárez Quidiello y Francisco Martínez Villamil. San Antonio de los Baños, más de dos siglos y aún respiras. ¿ Penumbras? Claro que existen. Una Alameda olvidada, un Cine Casino deshecho, un parque Fanfa sin columpios…
Heridas que laceran tu ortografía; aún así, vives y sueñas. Cantas en los niños de la Casa de Cultura, ríes con las peripecias de los títeres de Los Cuenteros y reflexionas al pedir la palabra en la radio local.
¡Gracias, San Antonio! Tu gente te saluda y aplaude. Abela, Nuez, Delarra, Posada, Vallin y tantos otros vuelven por tu aniversario. No digo más. Las palabras callan y la inmensidad de tu legado crece como palmas y yagrumas de manso río.