«La mujer es el taller natural donde se forja la vida. Son por excelencia las creadoras del ser humano»
Fidel Castro Ruz
Hablar de la mujer cubana es hablar de fuerza y dignidad. Recuerdo cuando era pequeña y en la primaria enseñaban cuánto hicieron Haydeé, Celia, Vilma por esta Patria, nuestra Patria.
Recuerdo cuando mi abuelo intentaba que nos encontráramos en cada una y que nos pareciéramos a ellas, aunque fuera intento fallido, pues su grandeza jamás podrá ser duplicada.
Representa un reto constante honrar la memoria de quienes hicieron que Cuba también fuera un país de las mujeres.
Honrar a quienes nos dieron voz para no callar ante las injusticias, para ser cada día líderes y guías de nuestras propias vidas y de las vidas de quienes aún no pueden hablar en los diferentes rincones del mundo.
El líder histórico de la Revolución, Fidel Castro Ruz, estaba convencido de cuánto significaba para el futuro de la Patria el accionar de las mujeres cubanas, combatientes y capaces de enfrentar cuanto obstáculo se ha presentado a lo largo de la historia.
Es por esto que el 23 de agosto de 1960 creó la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), y hoy, en el Mausoleo a los Mártires de Artemisa, se desarrolló el acto en conmemoración al 65 aniversario de la creación de esta organización que representa a cada una de las féminas cubanas, a los 95 años de la eterna presidenta Vilma Espín Guillois, y al centenario del Comandante en Jefe.
La ocasión fue oportuna para que un grupo de destacados recibiera el Sello 65 Aniversario de la FMC, incluyendo a instituciones como el Tribunal Provincial Popular y el Periódico Provincial el artemiseño.
Asimismo, fueron merecedoras de la Distinción 23 de agosto diecisiete federadas artemiseñas que, como tantas otras, han seguido el legado de las líderes, identificadas con esta gigante obra que crece, se fortalece y perdura.
Hilda Rosa Hernández Carmona, una de las condecoradas, expresó emocionada que para ella significa el mayor reconocimiento que le pueden hacer a una federada.
«Realmente una ama la organización. Me parece poco lo que podemos entregar por ella y también por lo que significa Vilma para nosotras en la enseñanza de cuánto puede crecer una mujer en las tareas, ya sea en la casa o en la sociedad. Mi compromiso es mantenerme hasta el final de mi vida».
«Seguiré transmitiendo a las nuevas generaciones lo que nos legaron Vilma, Celia, y todas las que lucharon sin descanso por la paz, la libertad y la tranquilidad de la mujer cubana.
«Hemos tenido la oportunidad de conversar con féminas de otros países y cada día comprobamos que la mujer cubana goza de una libertad como pocas en el resto del mundo. Nosotras somos libres, y solo queda agradecer a Vilma eternamente», agregó.
En Hilda y en cada condecorada vi a mis abuelas, a mis tías, maestras, amigas, vecinas, cada una protagonista de historias internas de empoderamiento; todas Marianas del presente.





