Estarán vivos mientras haya un líder que entusiasme a los demás. Porque es en el barrio, en el jardín del edificio, el parque, el consultorio y la escuela ubicada en la propia cuadra, donde germina la Revolución.
Lo gritaron al mundo los artemiseños, al recibir la bandera Aniversario 65 de los CDR, de manos de los cederistas de Guanajay.
La algarabía y la conga llegaron hasta el fragmento que reproduce la Trocha Mariel-Majana. Allí la simbólica enseña cambió de manos para recorrer, entonces, la tierra donde la rebeldía hizo historia.
Y, precisamente, después de ondear por calles y avenidas de la ciudad, llegó hasta el lugar en que vivió el moncadista Ramiro Valdés Menéndez, hoy Comandante de la Revolución y vice primer ministro.
Desde hace años, funciona en ese inmueble un consultorio del médico de la familia.
Fue el lugar escogido para enaltecer a cinco donantes voluntarios de sangre.
Ania Thompson Blanco, coordinadora de los CDR en el territorio, explicó que, “para el barrio, el recibimiento de la bandera significa más compromiso, más altruismo, más dedicación a la organización y el reconocimiento a esta en la comunidad. ¡Ha sido tremenda la alegría desbordada!
“En las estructuras de base se han realizado diferentes actividades, como planes de la calle y entrega de reconocimientos a donantes voluntarios de sangre. Los Comités de Defensa de la Revolución viven, en Artemisa y en el país, y seguirán viviendo mientras haya un revolucionario en Cuba”.