El Gimnasio de Cultura Física de San Cristóbal es un sitio concurrido y funcional desde hace varias décadas. Vive un momento de gracia, con la participación popular en diversas edades y sexos, liderada por el profesor Ángel Luis Martínez (Angelito), entrenador de levantamiento de pesas con 39 años de experiencia dentro del INDER.
Justo cuando las redes sociales promueven un estilo de vida marcado por horas de gimnasio y fisiculturismo, y también en Cuba son cada vez más abundantes tales instalaciones en el sector privado, este gimnasio criollo perteneciente al Combinado Deportivo Urbano, presta servicios a la población solo por 12 pesos al mes.
El ingreso a la economía estatal oscila alrededor de los 850 pesos en moneda nacional. Y la calidad de la asesoría resulta incuestionable. Por eso, ha incrementado la matrícula de 30 personas a más de 70 en poco menos de seis meses. Entre los practicantes figuran 22 mujeres que dan fe del interés creciente de género femenino por incorporarse.
“Vengo hace un año. Me siento bien cuando hago ejercicios; mis amigas ya los hacían, y me motivaron a venir. Nos sentimos satisfechas al practicarlas sistemáticamente y con rigor. Es saludable y tonificamos los músculos”, asegura Salet Cruz González, de 17 años de edad.
“Hay que ser constantes para ver los resultados rápidamente. Se los recomiendo a otras muchachas, porque es muy bueno y los profesores aportan sus conocimientos para que mejoremos la técnica y lograr nuestros propósitos”.
Entre los muchachos, Yansel Herrera Martínez, activista del gimnasio, alude a su apoyo al entrenador en el asesoramiento a los practicantes, a la hora de la ejecución de los ejercicios, al corregir errores en posturas y gestos, para ayudarles a un mejor desempeño y rendimiento.
“Hace una década que soy activista; este mundo ya era familiar para mí, porque mi tío Hipólito Martínez Quesada fue por mucho tiempo entrenador aquí, y de niño yo venía con él. Desde los 17 años hago ejercicios de este tipo. Ahora tengo 34.
“Hay un componente estético, además de lo saludable que resulta. Ahora que hay muchachas, los hombres y las féminas se ayudan mutuamente y mantienen buena comunicación. Ya no existen prejuicios al respecto, o mucho menos. Las mujeres cada día tienen más afición por la práctica deportiva, lo cual nos satisface”.
Catalizador de la voluntad
El entusiasmo ha tomado el local, oscuro e iluminado a la vez: concentración y alboroto en paralelo.
“Casi no existía esta cultura de alzar pesas entre las mujeres. Se ha instalado con el trabajo de motivación que hacemos y los medios que creamos con innovaciones, porque no había para la práctica femenina”, explica Ángel Luis Martínez, entrenador y responsable de actividad física.
“Ellas generalmente solicitan el desarrollo de los músculos de los glúteos y las piernas, y algún trabajo del tren superior, pero mayormente el inferior. Entonces, hemos ido confeccionando medios para hacer cuclillas con peso y otro tipo de ejercicios con banda elástica.
“Todos me apoyan con recursos, como electrodos para soldar, una barra de hierro y materiales para aditamentos. Pese a que a unos pocos metros tenemos el policlínico y entre los activistas hay dos médicos, igual creamos un botiquín.
“Cuento con seis activistas que me ayudan con la afluencia del personal, aunque debemos organizar bien los horarios. Laboramos de 8:00 a.m. a 12:00 del día la primera sesión. Luego de 2:00 a 4:00 de la tarde trabajan los activistas; yo vuelvo a incorporarme de 4:00 a 8:00, y ellos siguen trabajando conmigo, porque les apasiona.
“En febrero realizamos el festival de fuerza masculino, y estamos preparando uno femenino. A los festivales vienen personas de todos los consejos populares a competir y pasarla bien. La práctica comienza a los 16 años, porque el trabajo es con pesas.
“Le hacemos un plan a cada practicante, con planos a trabajar cada día de la semana; lo cumplen y nosotros los asesoramos. Para el éxito de la actividad física resulta esencial la constancia y la disciplina con los horarios; además, debe tener carácter estratégico.
“Con los activistas diseñamos los planes de entrenamiento, en cuanto a fuerza, resistencia y otros indicadores. Además de estética, representa calidad de vida y bienestar”.

Certeza de felicidad
En el propio inmueble radica el Departamento de Actividades Deportivas del Combinado Urbano. La responsable, Martina Rivera Raso, con 40 años en el INDER, resalta las características y logros de su área.
“Hay ocho profesores en cuatro deportes: baloncesto, boxeo, lucha y kárate. En el campeonato pioneril nacional dos atletas nuestros obtuvieron oro y bronce. Todos los años ganamos preseas, por la sistematicidad de los profesores en los entrenamientos. Ahora mismo estamos captando en las escuelas a muchachos con velocidad, fuerza, resistencia y estatura, en dependencia de cada disciplina.
“De ahí van a las áreas en las diferentes categorías; la principal es la reserva (11-12 años que van a la lid pioneril) y la 13-14 a los Juegos Escolares. “Apoyamos el béisbol, aunque pertenezca al Combinado Deportivo La Piscina. Hay una buena relación con los profesores de la actividad física comunitaria y los de Educación Física. Se trata del futuro del alto rendimiento; tenemos cantera de campeones, sobre todo en la lucha y el boxeo. En la preparación física, la fuerza es determinante. Cada año aportamos atletas a la Eide.
“Aquí también ha estado el servicio de Gimnasia aerobia, pero las muchachas que la practicaban han emigrado mucho a la preparación física con pesas, porque el trabajo del gimnasio destaca y enamora”.
Queda la certeza de que en ciertos escenarios las cosas se hacen bien siempre, o casi siempre, de que las personas son felices cuando hay armonía entre la salud del cuerpo y de la mente. La belleza física y espiritual surgen cada día donde menos lo parece, o allí donde es natural y común.
