«Con los cubanos no hay manual» (y otras muchas parecidas) es una frase bastante conocida entre nuestros compatriotas. Somos incalculables e impredecibles. Se parece un poco a otra que decimos ante soluciones inciertas: «¡Métele que eso sale!»
Máximo Gómez, quien nos conocía muy bien, en el relato «El Héroe de Palo Seco», dico: «Eso de atacar a la desbandada y obtener la victoria solo es patrimonio de los cubanos…»
Llevamos 66 años demostrándoles a los yanquis que con nosotros no pueden y… no acaban de coger la seña. Tengo un amigo (Fidelito) que dice que el tipo que atiende a Cuba en la CIA todos los meses «pierde la jaba que le dan por estímulo»: por la información falsa que da sobre la realidad de nuestro país.
En mis clases de Historia mis alumnos coinciden conmigo, en un 100 %, cuando hablamos de la formación de la nacionalidad y de la nación cubanas, que a todos nos han dicho, al menos una vez, cuando chiquitos:
«¡Si te dan, le das… Aquí no te aparezcas llorando!» Tal vez por eso nunca vi a un cubano huyendo en Angola; al contrario, iban siempre pa’rriba del lío, aunque la candela estuviera brava.
Y por eso, también, hoy un amigo (Fernando) me escribió por WhatsApp:
«Hay que hacer una investigación, con los mejores científicos del mundo, para encontrar el método que usa Díaz-Canel para obligar al pueblo a desfilar, ir con la familia, hacerlo con alegría y gritando consignas revolucionarias.»
Ferna: la respuesta la tenemos los cubanos. La fórmula nos la dio Almeida en Alegría de Pío, el 5 de diciembre de 1956:
«¡Aquí no se rinde nadie, c…!»