A Rita María Cabrera, una guajira habituada al cultivo de tabaco en Ovas, Pinar del Río, le aconsejaron que no se fuera al CIGB Mariel, sobre todo porque ese complejo investigativo e industrial apenas estaba naciendo, entre fango y cemento. Hoy es la jefa del departamento de Servicios de Producción.
“En medio de la covid, no dejamos de recibir contenedores, y no hubo accidente alguno. Yo vengo del tabaco; no sabía nada de este mundo; todo fue gracias a la perseverancia y los deseos de triunfar”, reveló quien se empeña en brindar servicios vitales a todas las plantas del Industrial Biotecnológico CIGB Mariel S.A.
Justo allí tuvo su cita un centenar de mujeres de los llamados CIGB de La Habana y Mariel, en un emotivo intercambio sobre retos vencidos y desafíos por delante; principalmente, sobre la fuerza demostrada de estas féminas de la ciencia.
“Para una mujer no hay tarea difícil –aseguró Martha Pupo. Hay que ser exigentes, disciplinadas, independientes y con una autoestima elevada; para eso, debemos estudiar y capacitarnos, y no habrá miedo a ninguna encomienda”.
Esta holguinera de nacimiento relató cómo estudió en el IPVCE Mártires de Humboldt 7 (ubicado en San Antonio de los Baños), inició la Educación Superior en la Universidad de Oriente y, al finalizar el tercer año, regresó a La Habana para terminar la carrera y poder trabajar en el CIGB, su gran sueño tan pronto supo de él.
Aunque su traslado fue sin derecho a beca, no se amilanó y pudo acceder a la residencia estudiantil en Alamar. Entró al CIGB y, gracias al horario de consagración de la Empresa, debido al cual algunos investigadores se quedaban laborando en la noche, logró vivir durante más de dos años allí, en tanto combinaba el trabajo con la guardia obrera.
Desde entonces cumplió con varias tareas y con la dirección a varios niveles del sindicato, hasta ocupar la responsabilidad como secretaria general del buró sindical, ser elegida delegada directa al XXII Congreso de la CTC y recientemente promovida a directora de Servicios Generales.
Muchas historias se escribirán aún sobre las heroínas cotidianas de ambas instalaciones, como la de esa joven que trabajó con casco y botas y fue creciendo hasta capitanear su área y garantizar el cumplimiento de cada misión. “Ya no me llaman Laura (Sautié), la novia de Ransel, sino Laura, la jefa de planta de Formulación y Llenado”.

Andan por doquier las responsabilidades sobre hombros de mujer. Patricia Blanco fue otra que irguió sus conocimientos y destrezas a lo alto de su estatura, desde los tiempos del montaje de las plantas. La jefa del departamento de Ingeniería fortalece la certeza de que los jóvenes ofrecen garantías, no solo de cara al futuro.

Jennifer Ruiz cuenta sobre su amor a primera vista con la microbiología, cuando estaba en el preuniversitario Ernesto Che Guevara, en Caimito. “Ese flechazo me llevó a pelear por una de las cinco plazas que bajaron, pese a no estudiar en un pre de ciencias exactas.
“Terminé la licenciatura y este colectivo me dio la oportunidad de aprender todo sobre biotecnología, las técnicas, los productos terminados, cómo se fabrica una vacuna…”, reconoció la secretaria del comité de la UJC en el CIGB Mariel y jefa de laboratorio de Microbiología de Control de la Calidad.

“Estoy cursando la Maestría en Biotecnología Contemporánea, y hasta Doctora en Ciencias no voy a parar; quiero continuar superándome y aprender cada día más”.
Durante el intercambio no podía faltar la voz de Martha Ayala, la exitosa mujer que dirige el CIGB ubicado en la capital del país e integra el Buró Político del Partido.
“Ha sido una actividad muy bonita. Con el nacimiento de la FMC no se terminó de empoderar a la mujer cubana: se lanzó el programa para el adelanto de la mujer; participamos en cada referendo, en cada política o ley que se aprueba, y velamos por su cumplimiento; a veces, por lo cotidiano de los derechos que nos ha entregado la Revolución, parece que todo está hecho, y nosotros podemos aportar nuevas ideas”.
La Doctora Ayala regaló a las también integrantes del Buró Político Teresa Amarelle Boué, secretaria general de la FMC y Gladys Martínez Verdecia, Primera Secretaria del Comité Provincial del Partido, el libro Fidel, Interferón y Biotecnología Cubana, escrito por Manuel Limonta, primer director del CIGB.
Amarelle Boué aludió a los ejemplos de mujeres como Vilma Espín, a propósito del aniversario 95 de su natalicio y los 65 de la Federación, así como de Martínez Verdecia, Ayala y Catalina Álvarez, directora general de la instalación ubicada en la Zona Especial de Desarrollo Mariel.
Mientras, la dirigente partidista señaló, entre otros temas, que esa vocación social del complejo marieleño proviene de la obra Fidel.
“Si algo admiro principalmente de las científicas y científicos cubanos es la humildad, en su aporte a la sociedad y a la propia comunidad donde se hallan.
“¡Cuánta gente está haciendo y creando todos los días para no darnos por vencidos! Cuando todavía no era el Primer Secretario del Comité Central, ¡cuánto se empeñó Miguel Díaz-Canel para que naciera este centro ciento por ciento cubano, con un colectivo que cada día nos enorgullece!”