En el primer tomo del Diccionario Enciclopédico de historia militar de Cuba se recogen 715 fichas biográficas de cubanos y extranjeros, incluyendo las de combatientes de nuestras guerras por la independencia, que alcanzaron grados de general, de coronel y de los oficiales mambises que desempeñaron altos cargos como jefes de regimiento u otras responsabilidades equivalentes o superiores a esta.
Aparecen en el texto apellidos que demuestran la incorporación al mambisado de varios integrantes de una misma familia, entre las que resaltan los de Céspedes, Aguilera, Figueredo, Maceo, Agramonte, Betancourt, Castillo, Aguilera, Sanguily, Aguirre, Carrillo, Ducasse, Arango, Bermúdez, Boza, Leyte-Vidal, Por-tuondo, Estrada, Mármol, Figueredo.
Cinco mambises del municipio de Artemisa, de dos familias y poblados diferentes son parte de este listado. De Cayajabos, Orencio y Alberto Nodarse Bacallao, combatientes de la Guerra del 95. coronel el primero. general de División el segundo y Patriota Insigne del municipio de Artemisa.
En Las Mangas de Guanacaje (Mangas de la Carretera Central) tienen sus raíces los hermanos Aurelio, Rosendo y Emilio Collazo García. También combatientes de la contienda del 95 y como dato curioso, los tres alcanzaron el grado de coronel del Ejército Libertador. No se habla de nacimiento si no deraíces, porque Aurelionació en Bejucal, actual provincia de Mayabeque.
Su padre fue el patriota Domingo Collazo, reconocido conspirador vueltabajero contra el dominio colonial español en la etapa previa al inicio de la Guerra de los Diez Años. Sin tener certeza documental al respecto, todo parece indicar que en algún momento de su vida residió en Bejucal, teniendo en cuenta que, además de Aurelio, allí también nacieron otros dos de sus hijos, que igualmente combatieron en la guerra del 95: el comandante Alberto y el capitán Catalino Collazo García.
Aunque estos dos no aparecen registrados en el Diccionario Enciclopédico de historia militar de Cuba, no es menos cierto que integran un quinteto de hermanos que hicieron contribuciones notables a nuestras luchas independentistas.
Los cinco hermanos Collazo García cerraron filas en el Regimiento «Calixto García», que combatió en las afueras de La Habana: desde Batabanó hasta Bejucal, Managua, Santiago de las Vegas y Cacahual.
Aurelio, fundador de esta agrupación, en solo cinco meses en las tropas mambisas, entre diciembre de 1895 y su muerte, ascendió de soldado a coronel. Fue un abanderado en la Campaña de la Lanzadera a las órdenes de Máximo Gómez. Cayó en el combate de La Cunda, en Güira de Melena, el 8 de mayo de 1896. Dio siempre muestras admirables de valentía y contaban sus contemporáneos que las cargas al machete y las cabalgatas las hacía a lomo de mula y no en un caballo como el resto de los combatientes.
El capitán Alberto encontró la muerte en la toma del pueblo de La Salud, territorio perteneciente a Quivicán, el día 8 de abril de 1896. Se desconoce fecha y circunstancias de la muerte de Catalino.
Los coroneles Emilio y Rosendo sobrevivieron a la guerra. En el caso del primero, murió en La Habana, en 1946. No se cuenta con documentación que acredite su actividad política y social en la etapa republicana.
Todo lo contrario sucede con su hermano Rosendo. Según el Diccionario Enciclopédico de historia militar de Cuba, después de su licenciamiento del Ejército Libertador fue polémica y turbia su carrera política. Se incorporó a la Guardia Rural con el grado de teniente y obtuvo su ascenso a capitán por la participación en los combates contra a los liberales levantados en armas en 1906. Con charreteras de comandante combatió a los independientes de color en 1912. Al cabo de los tres años lució grados de coronel del Ejército Constitucional.
A inicios de la década del veinte, el artemiseño Rosendo Collazo fue jefe militar de Camagüey y al retirarse de la vida militar, alcanzó escaño como
Senador por esa provincia durante diez años. Por ese tiempo era ya un férreo opositor a la dictadura machadista. Tras la caída de la tira- nía no cesó su beligerancia y estuvo entre los líderes del motín en el cuartel de San Ambrosio y del Castillo de Atarés, en noviembre de 1933, contra los sargentos que asumieron la jefatura del Ejército Nacional, encabezados por Fulgencio Batista.
En 1942 Rosendo Collazo se desempeñó como presidente del Consejo Nacional de Veteranos del Ejército Libertador. La muerte le llegó en Canadá, el 31 de mayo de 1950. Apenas un mes después se trajeron sus res- tos a Cuba, dándole definitiva sepultura en el cementerio de Colón.