Incluirse entre los cuatro mejores equipos del país en la categoría 9-10 años, es una hazaña de los peloteritos artemiseños de las Pequeñas Ligas que merece un cerrado aplauso y todos los premios posibles.
Seguro estoy de la vergüenza deportiva de esos niños y la tristeza que los invade ahora. Será preciso decirles que no hay derrota cuando escalas tan alto. Cuba los vio empinarse ante provincias de enorme tradición como Pinar del Río y La Habana, con garra de campeones.
Esta vez fue Villa Clara quien obtuvo el pase a la gran final, pero el boleto les costó a los santaclareños sudar sobre el terreno, pues si bien en el primer desafío se impusieron 8-4 (aunque hubo paridad en jits, con ocho y siete), en el segundo el juego terminó en extrainning, con cerrado marcador de 3-2 (y seis sencillos de los nuestros, por cinco ellos).
¡Bravo por nuestros peloteritos! Demostraron cohesión, entrega y talento, armas esenciales para erigirse en cantera real de los Cazadores. El torneo los fogueó, les dejó enseñanzas imprescindibles, les premió con una diversión de altos quilates y, lo más importante, los hizo amar aun más el béisbol.