De Contramaestre, en Santiago de Cuba, a unos 860 kilómetros, trasladan parte del café que procesa la Unidad Empresarial de Base (UEB) Torrefactora Artemisa. Es un costo demasiado alto para la economía cubana; mas, si en nuestra llanura hay experiencia de cuánto puede florecer la aromática planta.
Son de la loma por tradición, pero en esta vida siempre hay “atrevidos”, confiados en su voluntad y constancia tras las huellas de “si el hombre sirve la tierra también”. Osmany Cordero Alfonso bajó al llano el café de las montañas, y ahora está enamorado de este cultivo que ya campea por su respeto en tierras de la finca San Juan El Brujo, de la CCS Antero Regalado, en Artemisa.
“No es una utopía para los artemiseños disfrutar del aromático grano cosechado aquí, cubrir nuestra propia demanda, ayudar a la economía con menos gastos y sustituir importaciones: es pensar como país”, nos dice un laborioso joven de 43 años, reconocido como el Mejor productor de café en el llano del Occidente cubano.
“En 2015 intercalé las primeras posturas de la variedad Robusta en mi finca, por excelencia de frutales: 36 especies. Aprovechan la sombra, sobre todo de aguacates y mamey; además, al regar y fumigar, el café acapara los beneficios y asimila muy bien la materia orgánica”, explica el también presidente de su CCS.
“A dos años del primer día de los cafetos, el olor de la cosecha aromatizaba desayunos familiares y de los obreros, al degustar los primeros granos destinados al autoabastecimiento”.
Este cultivo ocupa 36 de las 67 hectáreas, seis en producción y el resto en fomento o desarrollo, cuenta el integrante del Comité Provincial de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños.
“Cantan” en el llano
“Aquí no hay plagas. Solo me ocupa el efecto de las hormigas, pero investigo para lograr un grano sano. Cada lata (cereza) pesa 12,78 kilogramos y da siete libras de café”, nos dice esperanzado este hombre, igualmente miembro no profesional del Buró Provincial del Partido.
“Sembré mayoritariamente Robusta. Tenemos un área, que llamaría experimental, solo con Arábico, especie innata de las montañas a la cual le prestamos todos los cuidados para valorar si en el llano rinde igual.
“Pruebo unas 10 000 posturas injertos con ambas variedades, trasladadas en un maletero desde el Escambray, y contamos con una planta vietnamita, muy frondosa, capaz de llenar hasta tres latas de café por mata”.
Esa combinación entre ejemplo, trabajo, sudor y ciencia (con el apoyo de la Estación experimental del Tercer Frente Oriental y la de Jibacoa, en Sancti Spíritus, además de la Empresa Luis Bocourt), aporta a este pedacito del llano resultados alentadores en un sensible y valioso cultivo.
Por el camino más corto
De Bahía Honda bajó también hasta El Brujo, sin hacerse esperar, la Empresa Procesadora de Café Luis Bocourt, con pronósticos serios de una producción a futuro. En 2018 contrataron 1 500 latas, la campaña siguiente 2 800 y este año aspiran a rebasar las 3 000; mientras, en 2023 prevén recolectar 10 000 latas de café.
Unos 60 productores artemiseños apuestan por este cultivo en el llano, en unas 90 hectáreas, 22 ya en producción, dispersas entre Güira de Melena, San Antonio de los Baños, Artemisa, Alquízar, Bauta, Caimito, Candelaria y San Cristóbal, refirió Carlos Humberto Fuentes Hernández, director de la Luis Bocourt.
“Queremos incorporar las 29 cooperativas donde reinan los frutales al Movimiento de café en el llano; es un policultivo agradecido, además de ser más viable su traslado. No debemos perder de vista que, a pesar de los beneficios del Plan Turquino, los campesinos emigran de las montañas, que emigre igual parte del café”, comenta.
“En la campaña anterior acopiamos del llano 8.86 toneladas, con un rendimiento de 0.4 toneladas de café oro por hectárea, para sumar a las 181 que bajaron de las lomas”.
Tenemos varias pretensiones, insiste el director de la Empresa, pues “una parte del grano de las lomas artemiseñas se exporta (72 toneladas en 2019) y el resto es contratado a Pinar del Río. El del llano pudiera procesarse en nuestra Torrefactora y cubrir también los suministros de la Zona Especial de Desarrollo Mariel, que vienen del Oriente”.
Para cubrir la canasta básica de los artemiseños, la Torrefactora procesa 52,2 toneladas de café mensualmente, el cual se cosecha en Contramaestre, Santiago de Cuba, a un costo de unos 7 000 pesos por transportación en cada envío, una, dos o tres veces al mes, según la disponibilidad, más de 800 kilómetros, explicó Juan Carlos Quintana, especialista principal de Producción de esta UEB.
“Mezclamos, además, café importado de México, Venezuela, Brasil y Vietnam, a través del puerto de Mariel, con valores superiores a 2 400 USD la tonelada, insostenible si queremos potenciar la economía local.
“El precio de la variedad Robusta se aproxima a 62 000 pesos la tonelada, y el Arábico supera los 90 000, lo cual encarece mucho la torrefacción. Reconocemos la importancia de motivar a los productores y sustituir importaciones, con lo cual crecerían las ganancias de esta Unidad”.
Cuando la cuenta da
“Osmany logró 1.40 toneladas de rendimiento en las seis hectáreas, en tanto la media del Occidente alcanza apenas 0.15, de ahí sus resultados nacionales en este movimiento anapista”, asegura Fuentes Hernández con la intención de motivar a otros guajiros.
¡A sacar cuentas!, pues en San Juan El Brujo un solo productor recogió la campaña anterior al menos una tercera parte del grano que procesa nuestra Torrefactora en un mes, solo con seis hectáreas de café en producción.
Multipliquemos tal rendimiento al cubrir con el preciado grano las 67 de su finca, como aspira su propietario, y sumemos al resto de los productores del llano en ocho de los 11 municipios; entonces, en unos cinco años, siendo optimistas, Artemisa podrá procesar gran parte del café cosechado en sus tierras.
“La lata de Arábico tiene valores cercanos a 150 pesos, y de Robusta ronda 100 pesos. Es un cultivo que dura 40 o 50 años, y después de los tres primeros comienza a rendir sus mejores frutos”, asegura quien del aula de grado 12 salió para el campo, con la guía del padre (siempre en su memoria) y la compañía de la madre entre neblinas y Sol, entre camisa, sombrero y ojos verdes.
Artemisa cuenta con una Brigada Especializada de Café en el llano, además de un Centro de Beneficio Seco para procesarlo, y aspira a tener una Despulpadora Ecológica o Centro de Beneficio Húmedo más cerca de estas plantaciones”, sostiene el director de la Empresa Procesadora Luis Bocourt.
Una taza de café en las mañanas o en las tardes es de las bebidas más populares en cualquier lugar del mundo, por su capacidad de estimular, gracias a la cafeína, o simplemente por moda.
Cuando ese aroma no está disponible como quisiéramos, por el decrecimiento de las plantaciones; cuando la situación en el mercado internacional lo ha alejado de la cotidianidad cubana, aquí cerquita, en Artemisa, hay tierras, campesinos, futuro, expectativas… Sumemos motivación, compromiso, trabajo, ciencia y horas de entrega, para que al final llueva café en el llano.