Hay una enorme fuerza transformadora cuando decides que querer es poder. Teresa Perales lo ha demostrado 50 veces. Pese a la neuropatía que la dejó sin movilidad de la cintura a los pies a los 19 años, y luego en un brazo, ha ganado 22 medallas en Mundiales de Natación Adaptada ¡y 28 en Juegos Paralímpicos!
Sus admiradores destacan que pudo haberse enfocado en todo cuanto ya no podría hacer y, sin embargo, decidió entrenar sus emociones para superar cada nuevo límite y ensanchar sucesivamente cada sueño.
“¿Quién me iba a decir que aprendería a nadar, iría a unos Juegos, ganaría medallas, me convertiría en la deportista española con más preseas e igualaría el récord absoluto de Michael Phelps?”, cuenta la nacida en Zaragoza en 1975.
La sirena sin límites descubrió que desde el agua no tenía que mirar hacia arriba a los demás y volvía a tomar las riendas de su cuerpo.
“Cuando empecé a competir, no éramos considerados deportistas de alto nivel. Una de las cosas que más me ilusiona ha sido cambiar la forma en que la gente nos mira a las personas con discapacidad, ya no con esa condescendencia y lástima, sino con orgullo”.
A los 25 años, María Teresa Perales Fernández irrumpió en los Juegos Paralímpicos de Sidney 2000 con una plata y cuatro bronces. En Atenas 2004 cosechó sus dos primeras doradas, más una plateada y tres broncíneas. Y en Beijing 2008 fueron tres de oro, una plata y un bronce.
En Londres 2012, subió una vez a lo más alto del podio, tres veces al segundo escaño y dos al tercero. Volvió a competir en Rio 2016, donde ganó otra de oro y tres de plata. Y regresó a la cita estival de Tokio 2020, cuando adicionó una plata a su palmarés.
No obstante, la medalla que adora es el reciente bronce en París 2024, en los 50 metros espalda categoría S2. Entrenó para bajar un segundo por semana, a pesar de los muchos dolores, del hombro que se le sigue saliendo y el brazo izquierdo que no puede mover.
Pero ella no cree en imposibles. “Me gusta llevar la contraria cuando se me presentan dificultades en el camino, aparentemente insalvables”.
Aquel día en la piscina de La Défense Arena, aunque bajó tres segundos su mejor marca, se sentía lenta. Entonces, se decía “¿Y si justo de esta brazada depende la medalla?” Y le vino como un flash de Rafa Nadal, de partidos en que iba perdiendo por mucho y de pronto ganaba. Así que nadó hasta sin coger aire para poder llegar y tocar.
“¡Qué ganas tenía de escuchar que al fin he igualado a Phelps! Llevo muchos años esperando, al fin ha llegado”.
Tiempo atrás las preseas se le sucedían casi a puñados. Después los problemas de salud la han conducido a pelear contra sí misma. Por todo ese sacrificio, esta de bronce es la más especial. Además, “tengo la cuenta atrás en mi móvil de los días que faltan hasta Los Ángeles 2028”.
Perales no se conforma con siete oros, diez platas y once bronces, e intentará batir a Phelps. En el último año y medio, tuvo que modificar de manera drástica su manera de nadar, adaptar su estilo y cambiar de categoría para las competiciones. Pero nada la detendrá. “Lo primero que hago con el móvil cuando despierto es ver cuántos días quedan”.