Cuando sabes que es noviembre pero no marcas el día, y no cuentas ni las 24 horas ni los 1 440 minutos, ni tampoco los más de 86 000 segundos que respiras, algo grande sucede en tu pedacito de isla.
Aquí en Artemisa, los días, desde el huracán Rafael, tienen cifras que no son números, sino manos unidas de cualquier rincón de Cuba, obreros estrujados por el sol y las alturas, pero aún insatisfechos; trabajadores que se multiplican; familias agradecidas, en su mayoría,y sobre todo caritas de niños felices, porque entre tanto, alguien les devuelve la luz, y no como a otros, el llanto.
¡No es un domingo cualquiera! Según los miles que andan sin menospreciar el sudor de su frente, este domingo fue de esos que llegan para ser escritos en la historia de un pueblo, que con decenas de adversidades, no se sienta al borde del camino, a esperar el mañana, sino que sale en busca de la esperanza.
Artemisa sigue en fase de recuperación, y se recupera. Luces encendidas en casi el 50 por ciento (%) de los hogares dan fe de ello, también los más de 150 000 metros cúbicos de desechos recogidos, casi el 75 % de lo que la fuerza de un huracán dejó en el suelo, ya centenas de familias atendidas.
A 11 jornadas del primer día de iniciar el huracán más humano y comprometido que hayamos visto en los últimos tiempos por el occidente cubano, hubo una parada en el camino; una pausa para coger más impulso.
Desde esta provincia —que tiene también 11 municipios— la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), convocó a los festejos por el aniversario 66 de la Revolución Cubana.
De inspiración valían diplomas, abrazos apretados, y hasta miradas húmedas confundidas en la algarabía de mucha gente -joven sobre todo- capaz de hacer hasta imposibles por devolverle a Artemisa, elhorizonte de siempre.
Se escuchó a Meyvis Estévez Echevarría, Primera Secretaria de la UJC en Cuba, hablarle a la tierra en que nació, saberse orgullosa de cuanto le rodea, conmovida por uniformes verde olivo, o rostros de muchas provincias que llegaron como desconocidos a este pueblo, y se irán siendo familia.

Se sintió a un movimiento sindical, junto a Ulises Guilarte de Nacimiento, su Secretario General, como huracán de solidaridad, con donaciones para llegar a donde duele más.
Las extremidades medio cansadas son perceptibles entre muchos de la Zona Especial de Mariel, AzCuba, el Ministerio de la Construcción, el de la Agricultura, la Unión Eléctrica, Etecsa, nuestros consejos de defensa…
Sin embargo, el tono de la Revolución que triunfó aquel primer día de enero de 1959 se retoca acá, con sacrificios y compromisos, pero sobre todo con unidad, sentimiento a cuidar, como dijo Raúl Castro, y repitió Estévez Echevarría, “más que a la niña de nuestros ojos”.
¡Artemisa se recupera! Nadie nos dijo que sería fácil, ni tampoco que vibraríamos de orgullo al cronicar estos días grandes en mi tierra chica.