Hace unos 35 años él era de los profes más respetados en mi preuniversitario, ahora le pesa el andar, pero deberá hacerlo cada día en busca de alimentos. Quien se sienta a su lado a la hora del mediodía, no tiene familia en Cuba, toda emigró… y se olvidó.
Muy cerca de ellos, un joven discapacitado mental se muestra respetuoso y sonríe siempre, al tiempo que conocemos del ausente sostén familiar. Y un poco más allá también comparte mesa un anciano solo, jubilado, quien fue útil en la sucursal Cimex de Artemisa.
La mayoría son hombres, y los distingue el recibir apoyo de la Seguridad Social a través del Sistema de Atención a la Familia (SAF): 70 unidades de la provincia abren sus puertas a 1 461 comensales, cada día de la semana.
¿Pero será suficiente el esfuerzo estatal en momentos tan complejos para nuestro pequeño país? ¿Cómo concretar ese concepto de resistencia creativa, a la hora de establecer un menú, por debajo de los 20 pesos, sin que sea una real odisea entre variedad y calidad? ¿Ayudar en lo posible deberá ser siempre indicación del organismo superior? ¿A quiénes les corresponde el adecuado funcionamiento de estos centros? ¿Existen entidades exceptas de ofrecer su solidaridad?
Habrá muchas preguntas con respuestas obvias, pero lo más importante está en reaccionar con sensibilidad, y así lo hicimos para no dejar pasar por alto el Día de los padres en el céntrico Guarina, de Artemisa, donde una cuarentena de abuelos, nos dejó entrar hasta su cocina y nos convidó a ser un tilín mejores.
Osmani Cordero García, campesino de la cooperativa Antero Regalado, se sumó con total humildad, para que no faltara el guiso en la caldosa ni jugos ni frutas para aderezar la jornada, esta vez con picadillo de mejor sabor, mientras quienes tenemos al periodismo como misión, también juntamos atuendos capaces de ser abrigo, hasta para el alma.
No es casual que la lista de personas en espera de ayuda de este tipo crezca ni tampoco la de longevos necesitados a permanecer en una Casa de Abuelo o un Hogar de Ancianos, pues la esperanza de vida en Cuba asciende a 78,45 años, y otras causas como bajos niveles de fecundidad y mortalidad, más el comportamiento de las migraciones en los últimos años, apuntan a una población cada vez más envejecida.
El envejecimiento al cierre de 2022, llega al 22.3 % de la población cubana con 2 millones 478 mil 087 personas de 60 años y más, siendo Cuba uno de los países más envejecidos en América Latina.
Sin embargo ese número no podemos regularlo, si el de la lista de quienes ayuden a mejorar la calidad de vida de los ancianos, que por una u otra razón dependen de los SAF.
Y hacia esa percepción, de no pasar inadvertidos por estos sitios que agrupan a tantas personas valiosas va el intento de cronicar un tiempo que nos abrió nuevos horizontes de pensamientos. ¡Hoy son ellos, mañana no sabemos!
Según proyección de la ONEI para 2050, la población de personas mayores de 60 años en Cuba puede alcanzar la cifra de 3 millones 343 mil 520 personas, un grado de envejecimiento del 35.9 %.
De seguro ni mi profe —ni el resto con quienes comparte historias de antaño— imaginó, 35 años atrás, llegar al ocaso de la vida así. ¿Por qué? ¿Qué pasó? ¿Destino, casualidad?
Muchas interrogantes, que solo vale la pena hacerse en el trascurso de la vida, pues quienes aún no acariciamos totalmente la edad de las canas o lo hacemos desde otros estatus social, nos queda mirar con sensibilidad, actuar con sensibilidad, incluso, educar la sensibilidad, pues si algún lugar queremos llegar todos, es a “viejo”, y eso también significa un privilegio.