Cuando le pregunté a la mayor Alayne Castellanos Loyola qué se necesita para integrar las filas del Ministerio del Interior (Minint), no dudó en destacar el espíritu de sacrificio. Su propio ejemplo bastaría para inspirar o disuadir a muchos, pues su hija se formó junto a ella en el esfuerzo diario.
Esta ariguanabense confiesa su eterna vocación por la investigación penal y los delitos de homicidio. Pero antes estudió Hotelería y Turismo; también tuvo a sus dos hijos, y finalmente entró al Minint.
“Quería ser instructora penal y me incorporé al curso de selección y captación. Por los resultados sobresalientes, comencé en la Unidad Provincial de Investigaciones Criminales, donde único se atendían estos hechos. Al inicio, durante dos años, me desempeñé en los relacionados con el ganado, aunque no me gustaba”.
Con el tiempo y su preparación, Alayne llegó a ser la primera instructora de los delitos de asesinato en San Antonio de los Baños. Después ocupó el cargo de segunda jefa de la unidad regional de Instrucción Penal y de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) en esa localidad.
No todos están preparados para encarar situaciones tan duras; en cambio, Alayne afirma que resulta muy gratificante hacer justicia en estos casos, aunque sea imposible devolver una vida arrancada.
“Si no se consigue esclarecer es muy triste para la familia y todo el colectivo. Por suerte, en mi etapa nunca dejé ningún crimen sin resolver, pese a enfrentarme a varios hechos muy complicados. El éxito le pertenece al equipo, gracias a nuestra cohesión y empeño en seguir una misma línea de investigación”.
De la Villa del humor pasó a Caimito, donde fungió como jefa de la PNR y en la actualidad se encuentra al frente del Minint. En ocasiones transcurren hasta quince días sin ir a su casa en San Antonio de los Baños, para poder estar más cerca de las preocupaciones de la población.
“Adopté como método de trabajo el intercambio constante con las autoridades sobre la situación del abasto de agua, la energía eléctrica y otros servicios, para ofrecer informaciones certeras a los habitantes. Este desafío exige unidad entre directivos y delegados”.
¿Y a cuánto se enfrenta una mujer que dirige hombres en su mayoría?, le pregunté. “A incomprensiones”, asegura Alayne. “Tal vez consideran que tienen más cualidades para conducir al resto y se resisten al liderazgo femenino. Pero donde quiera que he llegado me gusta hacerme sentir como familia, no como jefa. En mi oficina se hace café, se baña y duerme todo el que lo necesita. Pasamos mucho tiempo lejos del hogar, solo nos queda protegernos entre nosotros.
“El desempeño de la Policía no se compara con otro dentro del Minint”, asegura. “En ningún lugar se entrega tanto. Resulta fundamental en las fiestas populares, en el enfrentamiento a hechos vandálicos, las denuncias…”, dice con nostalgia por su etapa de azul.
Todas las responsabilidades asumidas por Alayne conocen de su tesón, que ha sido ensalzado con las medallas por el Servicio Distinguido y la distinción Elogio a la virtud.
En saludo al aniversario 63 del Minint, este 6 de junio, recibió la Medalla por los 20 años de Servicio, al igual que más de un centenar de compañeros; entretanto, unos 400 oficiales fueron ascendidos al grado inmediato superior y a grados subalternos.
Alayne se sabe cerca de la jubilación y convencida de la necesidad de seguir, para impulsar a las nuevas generaciones. Detenerse hoy es un lujo. Ese ni siquiera pasa por su cabeza, mientras quede tanto por aportar y crecer.