Como aquel sitio que el adolescente soñó al tener entre sus lecturas favoritas el Diario de Campaña de Martí, como la obra más perecedera de cualquier artista, como un puente de solidaridad, como una ideal aula de historia, como un patrimonio cultural —no solo de San Antonio de los Baños, sino de Cuba entera— calificaron en su 30 aniversario al Bosque Martiano del Ariguanabo, este 19 de mayo.
Entre aquel ateje que lleva en sí su propia anécdota, cerca de la yagruma, junto a la guanábana, el almácigo, el cagüairán…, al homenajear a Martí, sonó la campana cerca de la palma real, y toda aquella tropa de fieles a su tierra cantaron el Himno Nacional, el de los cubanos, que a pesar de los convulsos tiempos, aman y fundan, creen en el mejoramiento humano y en la utilidad de la virtud.
Yo sé que cada quien guarda su propia historia dentro de la gran historia de lo que un día fue un basurero, y hoy atesora árboles y arbustos, más unas 180 toneladas de piedras (muchas esculpidas), un pedazo de Cuba donde Martí cabalga a plenitud, donde el respeto se hace paz, donde confluyen con la cruz y la biblia, con la adarga de exploradores, con el pincel del pintor, el micrófono o el carné del Partido, todos y cada uno, a honrar al más universal de los cubanos.
De Rafael Rodríguez Ortiz (Felo), todos hablan en mayúscula. Llegó uno y otro reconocimiento a sus manos temblorosas, las mismas que cargaron cada piedra o escarbaron para sembrar uno y otro árbol, esas capaces de aplaudir en la mañana de este domingo, a los jardineros José N.
Zamora, Osvaldo Pérez, a la promotora Esmeralda Jaime, y a Santiago, quien cuida de la laguna y su entorno.
Al Bosque, entre las máximas autoridades de la provincia y el municipio, llegaron compañeros de Logia de Felo, varias asociaciones e iglesias, muchos a los que es imposible mencionar, en pocas líneas; incluso Los Amigos del Río, con su habitual peña, Renito Fuentes con sus décimas, la Comisión Electoral Nacional, y por supuesto la familia que es parte de cada desvelo hasta cumplir el sueño.
Treinta años son unas pocas palabras dichas en cualquier espacio, para Felo es su vida. Allí, en el Bosque, lo abrigan sentimientos patrios, el amor, la fidelidad a un rumbo, la cofradía con el Héroe Nacional. Allí muchos tenemos una planta que abonar, y todos compartimos un Bosque, donde la enseña nacional nunca deja de ondear. Ante tanta voluntad, y como ninguna voz es débil, para rendir tributo, Gracias Felo, en el aniversario 30 del Bosque Martiano del Ariguanbo. ¡Gracias!





