Ni siquiera allí el camino es dulce como la miel, aunque sus obreros no se embarren de fango o de grasa, sino de ese fluido viscoso tan agradable. Mucho tesón ha prodigado la Unidad Empresarial de Base (UEB) Planta de Beneficio de Miel Occidente, ubicada en el Consejo Popular Pueblo Nuevo de Caimito, para sortear inconvenientes.
El huracán Ian les amargó la vida, al dañar la flora, medio de vida de las abejas, y la producción se paralizó durante un proceso inversionista, desde el 1 de marzo hasta el 14 de diciembre de 2023. Ellos tuvieron que lidiar con los efectos de ambos sucesos.
La devastación ocasionada por Ian provoca que no reciban de sus proveedores la miel planificada, pues la naturaleza aún no se recupera: la floración resulta insuficiente. Estudios científicos especializados estiman que puede ser lenta, e incluso tardar años para ciertas especies.
Rigoberto Velázquez Hernández, director de la planta, explica que es habitual llevar las colmenas hacia donde haya flores, en tres períodos de trashumancia hacia la costa durante el año; sin embargo, “la UEB de Artemisa necesita 800 litros de petróleo para ese traslado, y el déficit de combustible lo impide.
“La de Matanzas ha sido siempre la más productiva; esperamos que pueda aportar más, gracias a la floración actual del mangle”.
Otro tanto sucedió con la inversión en la planta. “Hubo que desmontar el piso del área tecnológica, y la importación correspondiente demoró; también se impermeabilizó el techo, para evitar filtraciones y humedad, incompatibles con el proceso de la miel. Por ese motivo, se detuvo la producción, cayó el salario promedio y perdimos valiosos especialistas y técnicos”.

En defensa de su panal
Así como las abejas no parecen cansarse nunca, pese a hacer más de cien viajes en un día, polinizar una centena de flores cada vez y llevar encima un cuarto de su peso en polen, tampoco en la planta caimitense se dejaron abatir.
En 2024 comenzó la recuperación. “La Empresa Apícola Cubana nos concedió autonomía para realizar cierres financieros propios, lo que deparó mejores ingresos: si en 2023 el promedio de salario alcanzó apenas 2700 pesos, ya en el primer trimestre de este año ascendió a 8333”, reveló Dania de la Caridad Díaz Trápaga, especialista de Logística. “Esto atrae personal y conlleva una ardua tarea de capacitación para completar la plantilla”.
De nuevo funcionan como una colmena, en defensa de su panal. Apelan a infinidad de fórmulas para incrementar los ingresos y abren nuevos horizontes. Cualquiera creería que son 20 000 leguas en dirección contraria, pero el viaje mantiene el mismo rumbo… hacia la miel.
Ahora incursionan en el envasado manual en pequeños formatos, gracias a una innovación de los propios obreros; abastecen de miel en diferentes formatos la tienda de Caimito; y emprenden la diversificación a partir de encadenamientos productivos.
“Un productor de Alquízar nos provee té de tilo, de yerbabuena y de romero, con los cuales elaboramos bolsitas a las que introducimos minidosis de miel para la venta.
“También rinde frutos el uso de hidromiel: la resultante del escurrimiento de los tachos, mezclada con agua. Un trabajador por cuenta propia de Guanajay la utiliza para elaborar vino seco, vinagre y vino. De modo similar ocurre con la pequeña empresa Tentaciones y la masa de buñuelos que oferta en el mercado climatizado de Caimito, con muy buena aceptación”.
Por si no bastara, le compran productos de té a la casa de abuelos de Punta Brava; venden lechuga, boniato y cuanto esté a su alcance, mediante contrataciones con las formas productivas; y participan en ferias dominicales.
Aun más, pretenden aumentar su alcance social, al endulzar pulpas de mermelada de mango con hidromiel, para centros asistenciales como el hogar materno, el de ancianos y los círculos infantiles caimitenses.
Persisten en su misión
A pesar de la insuficiente entrega de materia prima desde las UEB acopiadoras en Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque y Matanzas, ya arriban cantidades de miel para ser beneficiada en la planta ubicada en Caimito.
Yordanys Conde Zorrilla, operario especializado y secretario del sindicato, afirma que de inmediato inspeccionan el medio de transporte, para confirmar si cumple los requisitos establecidos, de acuerdo con el sistema integrado de gestión de la calidad.
Revisan la documentación, limpieza, etiquetado, peso de los bidones y la calidad. “Si la humedad de la miel oscila entre 16 % y 19,5 %, es de primera. De 19,6 % a 20, es industrial. Mientras menos humedad tenga, mejor será”.
El joven aborda cada paso: cómo se conforma el lote, cuántos kilogramos tendrá y la toma de muestras de trazabilidad, bidón a bidón, para realizar los análisis organolépticos (de aspecto, olor y sabor).

“En el proceso de beneficio, se cuela la miel (unos 80 bidones) y pasa por un sistema de filtros, impulsada por las bombas, hacia el homogeneizador, que la mezcla de cuatro a seis horas para lograr un producto con características únicas.
“Después, se bombea hacia los tachos, donde reposa de 48 a 72 horas. Como la miel es altamente densa, se acomodará en el fondo; los restos de cera y demás que no quedaron en los filtros, emergerán a la superficie por decantación.
“El lote se envasa en bidones nuevos, que deben ser cuidadosamente inspeccionado uno por uno, a fin de mantener la inocuidad del producto.
“Una vez más, se toman muestras testigos para enviar a los laboratorios en Alemania y La Habana, donde certifican la calidad de la miel. Solo entonces se comercializa, rumbo a la exportación (80 a 90 %) o hacia la economía interna”.
Tal como los demás, Yordanys entiende los tiempos que corren. Participa de las alternativas aplicadas. Acoge con entusiasmo el envasado en pequeños formatos, y espera la importación de esa línea, más eficaz que el proceso manual. Pero, como todos, persiste en su dulce misión de entregar bidones de 300 kilogramos… y que la miel de las colmenas cubanas siga conquistando el mercado europeo.
