Producir alimentos para los trabajadores y la población en general, constituye el propósito de un colectivo que emprendió hace menos de un año la transformación de instalaciones abandonadas de la extinta UBPC El Gozo, en San Cristóbal.
Luego de la disolución de la cooperativa ganadera, su infraestructura quedó descuidada y todo cuanto podía ser útil resultó aprovechado por quien lo necesitó. Ubicada al norte de la Autopista Nacional, a 4,5 kilómetros al suroeste de la cabecera municipal, el inmueble y los terrenos aledaños estuvieron subutilizados durante unos cuatro años, una realidad que ya comenzó a cambiar.
Desbrozando monte
“Cuando llegamos esto era casi un monte. Apenas quedaban los muros, el soporte de los techos y algunas fibras en mal estado. Hemos recuperado y transformado espacios, adecuándolos a nuestras necesidades”, explica Orlando Hernández Tamayo.
Él encauza los esfuerzos de 18 trabajadores que conforman el Grupo Agropecuario de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Azutecnia Artemisa. La entidad, perteneciente al Grupo Azucarero AZCUBA, estableció un convenio con la Empresa Agropecuaria San Cristóbal, para la explotación, por un año, de 71,55 hectáreas (ha.). Unas 6,46 de ellas se destinan hoy a cultivos varios.
Con el uso de maquinarias y equipos especializados de la UEB y el esfuerzo de los obreros, fue posible desbrozar la vegetación silvestre que se había apoderado del lugar, al menos en las inmediaciones de los inmuebles.

LA CRÍA de carneros y puercos de capa oscura constituyen dos actividades a potenciar / Foto: Otoniel Márquez
Mediante el rescate y readecuación de espacios, construyeron una cochiquera para cerdos blancos, otra para los de capa oscura, una nave para gallinas ponedoras, un organopónico, y continúan con la diversificación de producciones.

EN 0,25 ha. de organopónico han cultivado tomate, col,lechuga, habichuela, pepino, entre otros productos / Foto: Otoniel Márquez
La iniciativa cumple con la indicación gubernamental de que cada empresa cuente con un autoconsumo que garantice comida a sus trabajadores y, de ser posible, vender a la población.
Camino desandado
Hasta el momento, el Grupo Agropecuario de la UEB Azutecnia Artemisa ha producido viandas, hortalizas y vegetales destinados a la venta a sus obreros y en las ferias agropecuarias de los sábados en el municipio.
“Ahora empezamos la siembra de frijol y arroz. Queremos también venderle carne de puerco a nuestros trabajadores, por lo menos este año pretendemos hacerlo en julio y diciembre”, declaró Hernández Tamayo.
Casi 30 ejemplares de cerdos blancos entre reproductoras, ceba y preceba, crían en una de las antiguas naves de ordeño, acondicionada para la nueva tarea. Al momento de nuestra visita, los animales sufrían la carencia de pienso desde hacía 15 días, pero las variantes de alimentación alternativa no se hacían esperar.
“Por la mañana le echamos yuca y forraje: restos de col, lechuga, kingrass. Después, el agua con algunos derivados de la caña”, asegura Alberto Herrera Gutiérrez, jefe de brigada, a quien encontramos donde haga falta su aporte.
En realidad, la mayoría del colectivo son operarios agropecuarios, se ocupan de cualquier labor afín, aunque en algunos lugares se requieren personas conocedoras de actividades específicas, como en la pollera.

Atienden una 400 gallinas / Foto: Otoniel Márquez
Allí tienen unas 400 gallinas que también han experimentado la escasez de alimento. “Inicialmente teníamos un contrato con el CAN para el abastecimiento de pienso, era un proyecto noble con el que pretendíamos ofrecer huevos, no solo a los trabajadores; sino también a las 46 viviendas del asentamiento, pero no fructificó.
Ante esa dificultad, contratamos la compra del producto con la fábrica cercana, cuyo pago es en divisas, pero no es sustentable, de ahí que solo garanticen el del personal del centro”, sostiene el jefe del grupo. Ante el marcado déficit de pienso, Orlando y sus muchachos apuestan cada vez más por la cría de especies criollas, a las cuales pueden alimentar con producciones propias y otros surtidos provenientes de la industria azucarera.
Orlando Carrillo se encarga del cuidado de los puercos de capa oscura. Aunque apenas tiene seis meses en el puesto, acumula experiencia en el trato con ese tipo de animales desde su empleo anterior y asegura que:
“En mi antiguo trabajo tenía que caminar mucho y ganaba menos. Aquí me siento mejor, más atendido, nos venden de todo lo que producimos”.
Mientras, Julio Martínez se ocupa de los carneros: 28 ejemplares, entre ellos tres crías nacidas en menos de tres meses de comprado el rebaño. Es una de las especies a potenciar, pretenden alcanzar al menos cien cabezas.
Él comenzó como albañil hace unos nueve meses; luego, decidió quedarse porque conoce también de las labores en el campo y con los animales. “Me gustó el ambiente, este es un proyecto en ascenso, lo que hay es que trabajar”, asevera.
Sendero a recorrer
Por la magnitud de las acciones y las inversiones realizadas –más de tres millones de pesos-, la UEB Azutecnia Artemisa pretende obtener la tierra convenida con la Empresa Agropecuaria en calidad de usufructo, e incluso otros terrenos bajo la jurisdicción de esa entidad para dedicarlas a la actividad ganadera.
“Serían tres colectivos: el actual de la finca, dedicado a cultivos varios y el módulo pecuario; uno para ganadería mayor; y otro para el cultivo del arroz. Para el último propósito solicitamos 40,26 ha. a la Empresa Agroindustrial Azucarera 30 de Noviembre, en El Novillo”, expone Orlando Hernández Tamayo, jefe del Grupo Agropecuario.
Planean extender la producción de cultivos varios a 26,84 ha.; insertarse en la cría de gallinas camperas, conejos, codornices, vacas y búfalos.
Otra idea apunta hacia la creación de una minindustria para el procesamiento de frutales, sobre todo mango, ya que la zona es pródiga en estas especies.
“La diversificación de producciones nos debe permitir amortizar poco a poco las inversiones, asumidas hasta ahora por la UEB y, además, incrementar los ingresos de los trabajadores. El salario de un operario agropecuario es de 2 500 pesos; los nuestros cobran 3 500, y pretendemos llegar de 8 000 a 10 000 pesos.
“Lo anterior tiene que estar respaldado necesariamente con el ascenso de la producción, y no por la subida de precios a los productos; nuestro propósito esencial es ofrecerle alimentos al pueblo a precios asequibles a los bolsillos de la clase trabajadora”, sentencia Hernández Tamayo.
Vincular el batey El Gozo -de unos 150 habitantes- al centro, constituye también un objetivo, otro de los nobles propósitos de este Grupo Agropecuario que merece todo el apoyo en el tránsito por el escabroso camino que, en Cuba, conduce la comida al pueblo.

“HEMOS IDO recuperando las instalaciones antes abandonadas”, señala Orlando Hernández Tamayo, jefe del Grupo Agropecuario / Foto: Otoniel Márquez