Después de más de un año sin producir ladrillos de barro, reinicia El Jardín su flujo fabril, con el reto de contribuir a las necesidades del sector de la construcción en la provincia.
Con el yacimiento de barro de la zona de El Suset, el complejo fabril conocido como El Tejar (entre Artemisa y Cayajabos), suministró a los habitantes de este municipio, durante muchos años la producción de tejas, ladrillos, celosías, tuberías y conexiones para instalaciones hidrosanitarias; que gozaban de aceptación entre los clientes por la calidad de su terminación y probado oficio de sus operarios.
Una de las razones que avalaron la calidad de estas producciones, tiene relación directa con las características del yacimiento que explotó, desde el siglo XIX, Cornelio Souchay, dueño del Cafetal Angerona. Reinaldo Barbón Rodríguez, geólogo de profesión y profundo conocedor de la historia de este lugar, afirma que esta cantera contiene barro de tres tipos, en dependencia de su porciento de humedad: degrasante, ligeramente plástico y muy plástico; los que mezclados con una adecuada dosificación, permiten fabricar ladrillos de elevada calidad.
“Los objetos de obra de este cafetal se construyeron con elementos de barro fabricados en los hornos, de lo que después se conoció como El Tejar; cuyas instalaciones fabriles aparecen a nombre del acaudalado alemán en la tasación realizada tras su muerte y los herederos de Souchay mantuvieron la producción de ladrillos, interrumpida cuando Eleodoro Toledo compró aquellas propiedades y dedicó sus tierras a la cría de ganado”.
El Jardín en tiempos de Revolución
Después del triunfo de la Revolución se retomó con interés de beneficio social la producción de ladrillos y otros elementos para dar cumplimiento a los planes de construcción de viviendas.
Tras la creación del Grupo Empresarial de Artemisa (GEA), ya con el nuevo nombre de El Jardín, el antiguo Tejar se subordinó como Unidad Empresarial de Base (UEB) a la Empresa Provincial de Construcción (EPROCONS), y recibió entre 2017 y 2018, una cifra superior al millón de pesos para su reanimación, según refiere Israel López Vera, director de Desarrollo Local del Consejo de la Administración Municipal en Artemisa.
“Con este apoyo financiero se hicieron trabajos para recuperar el yacimiento secuestrado por la maleza, se restauró el techado de la nave de producción de ladrillos y se mejoró la instalación en general”.
Subraya el director de Desarrollo Local y representante de Programa de Fortalecimiento de Capacidades (PRODEL) en Artemisa, que también se gestionó con Plataforma Articulada para el Desarrollo Integral Territorial (PADIT) la habilitación de una línea más moderna de producción de ladrillos de barro.
Sin embargo, por más de un año se detuvo de nuevo la fabricación de ladrillos en El Jardín, por insuficiencias de la cocción en el único horno con que contaba la instalación, con capacidad para la quema de 10 000 ladrillos. El reinicio del proceso productivo en el pasado mes de diciembre, tuvo
lugar al amparo de la Empresa Provincial de Producciones Varias, perteneciente al GEA y creada en enero del año 2023, en correspondencia con la importancia estratégica que tiene la producción local para el territorio, en particular la producción de materiales de construcción.
Explicó Yosvanny Barrios Gallardo, director de esta empresa, radicada en el municipio de Guira de Melena, que la misma tiene una plantilla aprobada de 749 trabajadores y cuenta con cuatro UEB que asumen 26 centros de costo, entre ellos 11 módulos de producción, ocho talleres para personas con situación de discapacidad y siete talleres de artículos varios que representan la industria local.
“Al momento de su creación la empresa generaba solo ocho renglones de la producción local de materiales de la construcción y llegan a producir al cierre del año un total de 75 renglones, con expectativas de producir 120 en el 2024.
“En el caso del módulo de El Jardín, se decidió reducir a 5 000 la capacidad del horno con el que se quemaban 10 000 ladrillos y construir tres hornos más, cada uno con capacidad para terminar 1 000 ladrillos cada tercer día. El propósito es fabricar allí unos 78 mil ladrillos de barro cada mes, equivalente a 27 células básicas ( viviendas de 25 metros cuadrados).
Mayor crecimiento a las puertas
A la pregunta acerca de las posibilidades para diversificar las producciones con barro en El Jardín, respondió Barrios Gallardo que sus proyectos van encaminados a producir además, tuberías y conexiones hidrosanitarias, rasillas, bloques de tres huecos y losas de piso.
“En los próximos meses se debe habilitar en el módulo un horno económico, único de su tipo en la provincia de Artemisa y antes de concluir el año se le agregarán otros dos hornos para 10 000 ladrillos y una nueva máquina extrusora, con lo que se elevarán los niveles de fabricación y diversificación. El Jardín, como módulo de producción local de materiales de la construcción, está destinado a convertirse en la institución insignia de su tipo en la provincia”.
En visita efectuada a las instalaciones de El Jardín se pudo constatar el buen estado de los yacimientos y el acceso a ellos, así como del equipamiento técnico, la terminación y funcionamiento de los tres hornos para 1 000 ladrillos, el avance en la remodelación del horno de 5 000 unidades y la necesaria puesta en marcha del proceso de fabricación de ladrillos.
Con siete años de experiencia en el trabajo, como obrero simple y después como administrador, Luis Lorenzo Chile Veloz, alega que son válidos los cambios que se han hecho en cuanto a la estructura de los hornos. Pudiéramos fabricar muchos más ladrillos, pero nos afecta mucho la falta de fluido eléctrico y no contamos con facilidades de merienda ni almuerzo en un comedor obrero.
“Aun así, con el pago por resultados podemos alcanzar hasta 10 000 pesos de salario en el mes y el colectivo labora con el compromiso de mantener la calidad de la producción”. Esto último se pudo corroborar con las opiniones de algunos trabajadores de la UEB Tienda de materiales de construcción, del municipio de Artemisa, subordinada al Ministerio de Comercio Interior, donde se venden algunas de esas producciones.
A la espera están los artermiseños de que no se marchite de nuevo la historia del antiguo Tejar y que continúen floreciendo las iniciativas en El Jardín, en función de incrementar sus volúmenes de producción con la calidad requerida y los enormes desafíos que tiene por delante el sector de la construcción en el país.





programa de la Vivienda / Fotos: Otoniel Márquez Beltrán