Debido a problemas con su salud, Mario Alberto Castañeda, residente en Güira de Melena, paga un asiento en una camioneta a 300 pesos para llegar a la terminal del Lido, en La Habana. Si es en máquina, la cifra sube 50 pesos.
Tal vez a Yainalis Hernández Amador, pobladora de Bauta, no le quedó tampoco otra opción que abordar un vehículo privado. Llevaba dos horas sentada en el andén de Artemisa, en espera de algún transporte para regresar a su hogar. “Pero donde debe hacer un trabajo es en Bauta, periodista”, me sugiere. “Allí no existen ómnibus públicos, todo el traslado depende de los porteadores privados”.
Precios exorbitantes, escasez de combustible y control, deterioro de vehículos y viales…, la lista podría ser más extensa. Para llegar al centro de trabajo o estudio, instituciones de Salud Pública, visitar familiares o amigos, el viaje a veces se asemeja al Vía crucis. Una de las principales causas: la reducción de los volúmenes de combustible diésel que asigna el Ministerio de Economía y Planificación a la Empresa Provincial de Transporte (Artra), según Jhoan Hernández Pérez, su director.
“Si bien recibimos la mayor parte del combustible del Grupo Empresarial, de más de 300 000 litros mensuales con los cuales operábamos antes, hoy la cifra no supera los 80 000. Además, no se encuentran disponibles en todos los Cupet. En ocasiones un carro de Guanajay debe ir hasta Candelaria, solo a abastecer el tanque, lo cual ya implica gasto”.
Después de un enero de sequía casi absoluta, en febrero “hemos ido recuperando una veintena de rutas en el territorio”; en cambio, la cuerda volvió a tensarse este martes 13, cuando llegaron a cero.
Además, “este fenómeno ha provocado la paralización de un gran número de vehículos y su consiguiente menoscabo”. Cabe señalar que un equipo de nuestro semanario visitó la Unidad Empresarial de Base de Pasaje Artemisa, perteneciente a Artra, donde comprobamos el deterioro de al menos ocho ómnibus Diana, parados en el patio por tiempo indefinido.

MÁS DE 1 000 litros diarios de combustible se necesitan para operar todos los vehículos en la base de Pasaje de Artemisa y solo reciben unos 700. El Coeficiente de Disponibilidad Técnica supera el 60 por ciento / Foto: Otoniel Márquez
Este panorama se reitera en Güira de Melena, cuyas Dianas asignadas a las rutas Artemisa y Lido permanecen rotas, explica Dianelis González, viceintendente del municipio.De acuerdo con Hernández Pérez, “las localidades con el Coeficiente de Disponibilidad Técnica más crítico, son Alquízar y Güira de Melena, a causa de la mala calidad de los caminos, la falta de partes y piezas y de fuerza de trabajo, en especial choferes”.
Otro obstáculo a esta actividad son las limitaciones con los lubricantes, pues si antes Artra trabajaba con 5 000 litros mensuales, hoy se restringe a unos 300, destinados también a la distribución fraccionada de la canasta básica.
Terminal, ¿casi vacía?
Confieso que me llamó la atención el andén de la terminal de Artemisa casi vacío el martes 6 de febrero, en la mañana. Pocas personas esperaban opciones en su interior; mientras, sobraban porteadores privados en las arterias aledañas.
Tuve la suerte de encontrar en el andén a un artemiseño, propietario de un panel, quien se negó a revelar su identidad. Al interrogarlo sobre el cobro del pasaje a 200 pesos para San Cristóbal, esgrimió que hace un año no recibe un litro de combustible, pese a tener documentos en regla y de realizar los aportes tributarios correspondientes.
“Sin embargo, a los “riquimbilis”, muchos de ellos ilegales, se lo entregan para que garanticen el tráfico hacia los asentamientos rurales”.
José Ramón Crespo Cabrera, director de Transporte Estatal del Gobierno en la provincia reconoce la disyuntiva, al tiempo que expone fundamentos. “Una de las medidas adoptadas por el Gobierno consiste en entregar el diésel a los municipios para abastecer ómnibus y porteadores privados en rutados. No obstante, falta fiscalizar precios abusivos.
“El municipio tiene la potestad de distribuirlo según su consideración, y es cierto que los llamados “riquimbilis” se benefician, aunque la mayoría se encuentra en proceso de legalización para obtener su chapa y convertirse luego en trabajadores por cuenta propia”.
Sucede que, -agrega Crespo Cabrera-, “muchos legales se rehúsan a cubrir ciertas rutas de interés local, donde deben cobrar hasta un tope establecido por la administración”.
En Güira son casi la única opción para llegar a zonas rurales como El Gabriel o El Junco, además de las llamadas “motonetas”. Asimismo, solo las motos salvan la honrilla desde la boca de playa Cajío hasta la costa. Son muchas las quejas por el costo hasta San Antonio de los Baños, viaje valorado ya en 100 pesos o más.
¿El Gobierno allí también distribuye combustible para responder a esa demanda?; ¿por qué no se han fijado precios máximos, como de Artemisa hasta Pijirigua?
En este y otros temas los municipios han de ganar en mayor autonomía y equidad. Por ejemplo, en la ciudad cabecera se creó un Proyecto de Desarrollo Local, de conjunto con el Gobierno, apunta el director de Artra.
“Cuatro ómnibus cubren las rutas Cayajabos, Corojal, Lincoln- Mangas y Puerta de la Güira- Lavandero, con dos salidas en la mañana y dos en la tarde. Los precios los fija el Gobierno y garantiza el combustible”.
Aliviar, con eléctricos o por cuenta propia
Desde diciembre de 2023, veinticinco triciclos eléctricos mantienen servicio en el municipio cabecera. Pedro Díaz Socarrás, uno de los choferes, apuntó que cada semana se intercalan entre las tres rutas aprobadas, a partir de las 6 a.m. El pasajero Carlos Jesús González elogió la estabilidad y la disciplina a la hora de acceder al carro.
Lo anterior no quita la necesidad de aumentar la presencia al mediodía y buscar variantes para las noches y los fines de semana, señala la lugareña Daylín González. “Sería necesario también reforzar con Dianas”, agrega Carlos Jesús.
Entretanto, en Mariel afloran las alternativas, aún sin suficiente combustible ni satisfacción popular. Sergio Héctor Pacheco, director de Transporte de la Administración, precisó que, de lunes a viernes, se protegen cuatro rutas: La Habana, la de mayor número de salidas, y un viaje diario hacia las comunidades de Santo Tomás, Vista del Mar y La Sabana. “Los horarios obedecen al traslado de los estudiantes”.
Además, enrutaron cuatro porteadores privados: “un camión desde el poblado de Zayas hasta el politécnico, y otro en el recorrido Quiebra Hacha-Central Nodarse-Mariel-Politécnico. También hay una camioneta que recoge pasaje Mariel–Henequén, y otra que pensamos poner en el trayecto Mariel-Guanajay–Cabañas, con el objetivo de abarcar todas las rutas; esta última consume menos combustible y dará mayores facilidades”.
Asimismo, “queremos incluir un recorrido hasta Angosta, de modo que los viajeros se beneficien del tren que parte de la estación intermodal de la Zona Especial de Desarrollo (ZEDM) hasta La Habana”.
El apoyo de las guaguas de la ZEDM en las mañanas con destino a la capital es otra de las soluciones para paliar la actual situación. Todos los organismos que poseen ómnibus deberían incorporarse a una ruta; las puertas del andén provincial están abiertas. Pero son muy pocos los que lo han hecho hasta la fecha, admite Jhoan Hernández. “Solo contamos con una guagua de la Mipyme Transervice y algunos JMC de la Coopera- tiva No Agropecuaria, según su disponibilidad”.
Priorizar la comunicación entre la base y el andén resulta igual de imprescindible, a fin de que los viajeros conozcan qué va a salir, y así evitar“la multa” en la carretera.
Artemisa ha de concebir desde ya, el regreso de vehículos de gran porte, al estilo del camello, que según el director de Artra volverá pronto, de San Cristóbal a Guanajay, por la Carretera Central. A estas alturas el transporte público es un tema de todos los que viajan frente al timón, pues hay posibilidades de allanarle el tráfico a los artemiseños, objetivo que exige más organización, chequeo y empatía.