Casi nadie lo conoce por su nombre. Lo llaman El Rusito, pues su hermano mayor es el Ruso y en casa comenzó la tradición. El rostro tierno indica la juventud de este “caballito” de 27 años, de los que organizan el tráfico, educan a los conductores en la vía y previenen accidentes.
Según el carné de identidad, lo bautizaron como Yaniel Gómez Pérez. Cuenta el muchacho que desde niño las motos le llamaron la atención. Recuerda que “cuando iba para la Secundaria Básica, me paraba a esperar la guagua y hasta que no pasaba un caballito, no me iba.
“Desde que estaba en el preuniversitario decidí ser oficial e integré el aula del Ministerio del Interior (Minint). Al concluir los estudios, ingresé en el curso de la Policía Nacional Revolucionaria en una escuela en Güira de Melena, donde se imparten varias especialidades.
“Estuve un año, hasta graduarme como agente del orden público en 2014. Fui a cumplir servicio a la PNR de Caimito, al principio como oficial de guardia. Tiempo después hubo déficit en los oficiales que atienden el área de calabozos y me desempeñé en esta labor tan difícil, que exige protección.
“Un día me trasladaron para la Unidad Provincial de Tránsito. Comencé con una motico vieja, que cuidaba con mucho celo, hasta que varias personas se jubilaron y adquirí el vehículo que tengo hoy. Gracias a eso salvo vidas de niños y ancianos, además de prestar servicios especiales, que me han dado la oportunidad de proteger a los dirigentes de la nación”.
El Rusito conserva en su memoria la experiencia de la COVID-19 en el puesto de mando del oxígeno en el puerto. “Los hospitales se quedaron sin oxígeno y nosotros dábamos vía a los camiones para el traslado del gas. En aquel momento tan tenso me tocó hacerlo y hacerlo bien, andar en la moto a toda velocidad bajo agua, niebla o cualquier circunstancia.
“También recuerdo cuando acompañamos hasta sus hogares a los médicos que llegaron desde Brasil. Momentos muy significativos también son las visitas de primer nivel. Sabes que detrás de ti se transporta el Vicepresidente o el Primer Ministro del país, y que te corresponde la responsabilidad de garantizar su integridad física, abrirle la vía y velar porque llegue en tiempo y forma a su destino. Esas vivencias son únicas, si te emocionan tu Patria y tu Revolución”.
Debido a tanta exposición, el Rusito enfermó del SARS-CoV-2. Pasó unos días de convalecencia y regresó a las carreteras de Artemisa. Su juventud no le ha impedido dirigir uno de los dos grupos de la Unidad de Tránsito de la provincia, con 25 motos bajo su mando, lo cual exige tomar decisiones constantemente.
“Tengo subordinados que ya son veteranos. Al principio me sentía cohibido por mi corta edad, pero la entrega me permitió mantenerme y ganarme su confianza”.
Esa ejemplaridad frente a todos los riesgos le valió la condición Elogio a la virtud, que concede el Ministro de las FAR, en atención a los resultados en el enfrentamiento al delito, el cuidado de la técnica, del porte y aspecto y la disciplina, que ha de distinguir a los oficiales del Minint.
“No hay muchos días de descanso”, asegura Yaniel. “Los pocos momentos de esparcimiento lo dedicamos a la familia, indispensable en la vida de cualquier militar”.
Para él la PNR representa:
“orgullo, es mi razón de ser, la manera de servir a Cuba, de aportar mi granito de arena. Para prevenir accidentes tenemos círculos de interés en varias escuelas. Somos la cuarta provincia del país con más incremento del parque de ciclomotores, lo cual ha elevado el número de hechos lamentables”.
Yaniel es de los que afirman que solo resta “ponerle más empeño cotidiano a la tarea. En medio de la crisis económica por la que atravesamos y las campañas subversivas, muchos pudieran ver la Policía como un órgano represivo.
“Para nada es cierto: la Unidad del Tránsito goza de preferencia entre los jóvenes por la educación y la postura de sus miembros. Nada puede arrebatarnos el respeto y admiración del pueblo”.
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