Uno de los grandes aciertos de Yulieski González ha sido elegir a Erly Casanova entre los refuerzos de los Cazadores. Y no solo se trata del prestigio del estelar lanzador pinareño, ni siquiera de sus números en la 62 Serie Nacional, sino de lo que ya está aportando al equipo.
En lo que va de la II Liga Élite, el diestro vueltabajero no ha permitido carreras limpias en 13 entradas de actuación. Encima, ha repartido diez ponches y apenas ha concedido dos boletos. Le batean para un paupérrimo promedio de 149, y propinó a la fuerte artillería de Matanzas la única lechada individual de todo el torneo.
A sus 38 años, luce inmenso sobre el box. Ser hijo de Luis Giraldo Casanova, a quien muchos consideran uno de los mejores jugadores de la historia del béisbol en Cuba, no lo ha llevado a vivir a la sombra de “El Señor Pelotero”.
Desde los XXXIV Juegos Escolares, en 1998, mientras jugaba en la categoría 13-14, comenzó a coleccionar títulos. Al año siguiente, ya entre los chicos de 15-16, también su equipo fue campeón nacional.
Por supuesto, se coronó durante la llamada Serie de Oro, cuando Pinar derrotó en la final a Ciego de Ávila. Repitió en lo más alto tres ediciones después, en la 2013-2014, contra Matanzas. Y atesora en su currículo internacional el oro de Vegueros en la Serie del Caribe de 2015.
No son esos los únicos éxitos de este astro del montículo, que unas veces triunfa con sus pativerdes y otras, cuando no lo consigue, lo llaman como refuerzo de los conjuntos que continúan en competencia. De esa manera ganó la Serie 58 con los Leñadores de Las Tunas.
Mañana miércoles volverá a lanzar, frente a los azules de la capital, en defensa de la camiseta de Artemisa, en busca de una victoria muy necesaria ante los sublíderes de la Liga. Antes, quisimos conversar con Erly.
-¿Cuánto influyó tu padre en tu llegada al béisbol, y cómo fue que, en lugar de bateador, terminas en rol de pícher?
“Siempre influye el apellido, principalmente cuando es Casanova. Sin embargo, más bien tengo que agradecerle a Juan Carlos Oliva, quien me llevó por primera vez a un terreno de béisbol casi obligado.
“A mí me encantan los caballos, el rodeo, andar cogiendo toros en el monte. El béisbol es mi trabajo. Claro, me gusta; mentiría si digo lo contrario.
“Fui jugador de posición hasta los juveniles. Tenía a Román Suárez como entrenador de picheo, y sucede que mi amigo Williams Román González (mi hermano, pues desde muy pequeños andábamos juntos) era el primer lanzador del equipo, pero se lesionó.
“El ‘peje’, cómo le decíamos cariñosamente a Roman Suárez, me dijo ‘oye, me hace falta que tires unos juegos hasta que Williams se recupere’. Yo le respondí ‘está bien, no hay lío’. Lancé cinco juegos y no perdí. Tiraba 89 a 90 millas.
“Entonces, el ‘peje’ me dijo ‘tú eres pícher. Por todo el que iba a batear en tu familia, ya lo hizo tu papá. Así que entrenas conmigo’… y me quedé como lanzador”.
¿Qué momento de tu carrera recuerdas con más aprecio?
“Cuando hice por primera vez el equipo nacional, en 2012. Ese año fue duro, pero al final logré mi objetivo de integrar el Cuba”.
¿Y cuál te trae más tristeza?
“Los años 2013 y 2017, cuando tuve fructíferas campañas, incluso muy buenos números y forma, y no me llevaron a los Clásicos Mundiales, pese a haberme ganado el derecho de estar en ambos equipos”.
Has sido refuerzo de Camagüey, de Ciego de Ávila, Industriales, Las Tunas y Artemisa. ¿Cómo asumes este papel? ¿Qué te parece el conjunto de los Cazadores?
“Cuando juego con un equipo me esfuerzo al máximo, sea cual sea. Siempre estoy dispuesto a ir con todo y lograr buenos resultados, primero para el equipo y también para mí.
“Los Cazadores son un equipo unido y aguerrido en el terreno. Les agradezco por acogerme de la manera que lo han hecho, especialmente a su director Yulieski González por darme la oportunidad.
“Espero seguir aportando mi granito de arena, para llegar lo más lejos posible en esta Liga Élite con ellos”.
¿En qué lanzamientos basas tu repertorio? ¿Cuál usas para salir de las situaciones más complicadas?
“Combino la recta, el cambio, la sinker y el tenedor, según haga falta y de acuerdo con la intensidad del juego. No obstante, mi mejor lanzamiento es el control. Ahí está mi fortaleza, aun cuando he trabajado sobre todo con el tenedor, gracias a Rogelio García, ‘El Ciclón de Ovas’, que me ha dedicado su tiempo y conocimientos.
“Igualmente agradezco a cuantos entrenadores han trabajado y siguen ofreciéndome su tiempo y esfuerzo: a Oliva, Cortina, Bosmenier, Abelito, Jesús Guerra… Mil disculpas si se me queda alguno”.
¿Qué opinas sobre la edad en el béisbol? A los 38 años, con 18 series nacionales, este parece un momento de plena madurez en tu carrera.
“En el béisbol, la edad influye de manera relativa. Si te preparas bien física y mentalmente, puedes jugar mientras mantengas resultados positivos. Además, la experiencia no viene con la juventud; uno va alcanzando madurez y maestría deportiva con los años y la experiencia competitiva.
“Algunos dicen ‘esos viejos tienen que irse ya’. Pero los nuevos no han demostrado que debemos irnos todavía. Respeto a los jóvenes; no critico ni mucho menos menosprecio a nadie, solo lo veo así”.
Estás muy próximo a tu victoria 100. ¿Cómo la quisieras?
“Espero lograrla ahora en la Liga Élite. ¿Qué puedo decir? Quisiera un juego perfecto; no sería yo si no lo digo”.

Erly Casanova ha coleccionado varios títulos con Pinar del Río, y ahora contribuye con los sueños de Artemisa / Foto: Tomada de otro medio de prensa