Una representación de héroes artemiseños, de los que viven al filo de la muerte, recibió la Medalla al Valor de Segunda Clase, aprobada por el Consejo de Estado de la República, a propuesta de la Jefatura del Cuerpo de Bomberos de Cuba, por su desempeño en el rescate de las víctimas del desplome de un edificio multifamiliar en La Habana en octubre último.
El coronel Onel Estévez Matos, segundo jefe provincial del Minint, impuso el estandarte a los corajudos, en el aniversario 327 del Cuerpo de Bomberos de Cuba, y en presencia de Roberto Alejandro González, integrante de la Dirección provincial de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana.
Tras una llamada de emergencia acudieron al lugar para contribuir en las labores de salvamento, con un pesar adicional: la desaparición del combatiente Luis Alejandro Llerena Martínez y la pérdida de la primer teniente Yoandra López Suárez, única mujer que desempeñaba esta misión en el país y se formó precisamente en la provincia.
José Armando Pérez Rodríguez, quien acumula 30 años de servicio y es especialista en la Jefatura Provincial del Cuerpo de Bomberos, la recuerda como una compañera muy preparada, dueña de los conocimientos necesarios para ejecutar cada tarea.
“Cuando llegamos al lugar del siniestro ya se habían movilizado todos los técnicos de rescate de la capital y un destacamento de la provincia de Mayabeque. Trabajamos en conjunto tres provincias durante la madrugada, hasta el rescate del otro integrante de la especialidad fallecido, y sobre las 4 de la tarde del día siguiente pudimos acceder a los restos del anciano, atrapado entre los escombros”.
Tanto José Armando como el mayor Dafri Miguel de la Fuente Pérez, jefe del comando de bomberos de San Antonio de los Baños, participaron también en la explosión del hotel Saratoga y en el incendio en la base de supertanqueros de Matanzas, el momento más complejo de sus carreras.


José Armando (a la izquierda) y el mayor Dafri Miguel de la Fuente Pérez, jefe del comando de bomberos de San Antonio de los Baños, participaron también en las acciones de rescate luego de la explosión del Hotel Saratoga / Fotos: María C. Guindo
Pérez Rodríguez no puede evitar el estremecimiento. Aún le parece visualizar la columna de humo a gran distancia. En ese momento se dirigió hacia la fuerza y les dijo: «Creo que vamos hacia la muerte». Habíamos partido a cumplir una tarea, sin garantía de regresar.
“La familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo… fueron fundamentales para mantenernos firmes. Hubo jornadas de más de 40 horas de trabajo, los teléfonos se descargaron y perdimos comunicación con todos, pero cuando pudimos restablecerla, nos recargaron nuestros corazones, hasta concluir una misión tan dolorosa, marcada por la pérdida de valiosos colegas”.
La experiencia y formación de nuestros bomberos no los inmuniza del riesgo permanente. Pero la gratitud de su pueblo los inspira a diario a poner la piel en juego, por salvar la vida.