Poner el pescado en la mesa del cubano se ha vuelto imposible, fundamentalmente para las empresas estatales que lo tienen diseñado como objeto social. Mientras en las carnicerías el famoso “pollo por pescado” se repite en cada entrega, encontrar mariscos en esta isla caribeña es una misión fatídica que requiere tirar el anzuelo en la zona del pensamiento y la voluntad.
Lo cierto es que urge concebirlo en nuestra carta de alimentación, con mayor frecuencia y con precios económicos. Nos cuesta entender cómo falta, pero en ese propósito de lograrlo no son pocos quienes buscan acercar el delicioso alimento. Les ha costado insertarse entre los comercios de la Cuba actual, sin embargo, es meritorio aplaudir a esos que en un margen de ganancia entre el cinco y el 30 por ciento, rozan el lado mínimo pensando siempre en el pueblo.
Hace más de quince años Héctor Alejandro Gonzáles Pérez y su hijo (socio) Dayan González Rodríguez –ambos ingenieros- pactaron la idea de crear su propia empresa cuando la vida se lo permitiera. Con la aprobación de las políticas sobre nuevos actores económicos en Cuba, ambos encontraron la posibilidad de echar a andar un proyecto que revierte sus bienes en la sociedad marieleña y a su vez significa la puesta en marcha de un emprendimiento familiar.
“Pesca Mar se constituyó como Proyecto de Desarrollo Local el 21 de octubre de 2022, y después presentamos la documentación para pequeña empresa. Esa dualidad fue provechosa, y desde el primer momento recibimos el apoyo del gobierno en el territorio con un crédito que nos permitió implementar tecnologías, y condiciones de acuerdo al propósito”, refiere Gonzáles Pérez.

Entre el mar y la mesa
“Somos una industria de procesamiento del pescado, crustáceos y moluscos. Compramos el producto al sector estatal o privado, lo elaboramos, procesamos y le damos un valor agregado para que las personas tengan un mayor acceso y se les facilite la vida. Los precios son razonables con márgenes de ganancias pequeños. Trabajamos a punta de lápiz con el fin de que paulatinamente, regrese a la mesa del cubano un alimento tan gustado.
Cerca de quince trabajadores encontraron en este proyecto una oferta laboral que reporta ganancias y pretende convertirse en una puerta abierta para nuevos empleos. Hace un mes la apertura de un local en el mismo corazón de Mariel, trajo consigo la venta de picadillos, pescado troceado, filetes y otras variantes que son factibles por su precio y rápida incorporación a la cocción.
“El mayor reto es incrementar las ofertas y mantener los costos. Estamos preparando un sistema de alevinaje para comprar las larvas y reproducirlas en varios espejos de agua, con el que creceremos considerablemente y aportaremos a socios”, agregó Héctor Alejandro.
Pescado fresco y de alto estándar aparece –desde los nuevos actores económicos- para suplir una necesidad alimentaria que aporta al organismo proteínas de alto valor biológico como son: las vitaminas A y D, minerales y ácidos grasos. Eso también es muestra de la voluntad del sector no estatal, de estrechar los vínculos entre el mar y la mesa, e incidir de forma positiva en el proyecto cubano de soberanía alimentaria, donde disminuyen las importaciones e incrementan los sistemas de alimentos locales.
Pero también falta. En el camino de tributar servicios y ofertas no dejan de rondar las trabas de algunas empresas estatales proveedoras con las que se firmó previamente un contrato. En lo adelante, insisten en fortalecer el trabajo en equipo y encontrar la ruta más factible hacia dos nuevos proyectos: uno que incidirá en el rescate de la playa La Boca y otro relacionado con el almacenamiento. No se han visto frustrados ninguno, pero urge adecuar la voluntad nacional a los territorios, y actuar con más prontitud en su concreción.
Es entonces en estos lugares donde las políticas nacionales cobran sentido y garantizan el verdadero tesoro, bienestar en el pueblo. Para todos los gustos, y con todas las oportunidades, Pesca Mar busca consolidarse en el mercado provincial y nacional, preservando su misión al alcance de la familia cubana y contribuyendo al desarrollo de un municipio norteño, que lo trae implícito desde hace algunos años.