Desde los niños hasta los ancianos, las fiestas populares son el evento más esperado del año, la ilusión de los jubilados, el sueño de la mayoría, pues en ellas se manifiestan tradiciones, oportunidades y espacios para diversos públicos.
Si el resto del año los faranduleros aprovecharon cada presentación o peña, quien no es muy adicto a salir de casa se aventura cuando llegan estos jolgorios. De ahí el interés de el artemiseño por adentrarse en las esencias de las celebraciones del municipio capital.
A partir de nuestra pesquisa y lo que establece la Resolución No.3 de 2012, del Consejo de la Administración Provincial (CAP), estas festividades deben ser autofinanciadas, para lo cual existe una cuenta especial de ingresos y gastos, que permite solventarlas a los municipios y la provincia.
Entre números y razonamientos intentamos dilucidar, cómo la Villa Roja asumió sus fiestas y carnavales en la última semana de julio de 2023, en medio de un contexto socioeconómico enrarecido por la inflación, pagos exorbitantes a artistas y un “apagón” cultural alarmante durante todo el año, en el municipio cabecera.
¿Cuánto cuesta divertirnos?
De acuerdo con Euler Velázquez Cantillo, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular (AMPP), “la localidad enfrentó los festejos con unos 100 000 pesos en la cuenta especial, cuando el presupuesto aprobado ascendía a dos millones, 800 000 pesos.
En ese instante comenzó el conflicto, ya que “prácticamente ninguna orquesta de primer nivel pide menos de 200 000 pesos por su presentación, ni se arriesgan a venir por la recaudación en la puerta y exigen un precio fijo, por lo general, desproporcionado.
“Con el propósito de tener certeza de la recaudación de dinero en la puerta, participaron incluso trabajadores de la Asamblea Municipal, presidentes de comisiones de trabajo y delegados”, lo cual arrojó un monto de cerca de 800 000 pesos, según la Unidad Administrativa de Educación, Cultura y Deportes.
Tan solo el hecho de encarar los festejos con cifras tan bajas en lo económico constituye una ineficiencia, reconoce Velázquez Cantillo, mientras afirma que ya comenzaron a trabajar para revertirla, pues esta cuenta se engrosa, de acuerdo con la Resolución No.3 del CAP, por el cobro de entrada a los bailables (durante todo el año), de un peso por la venta de cada cerveza de botella y la utilización de palcos y sillas en paseos de carrozas y comparsas (ambas alternativas inexistentes en la actualidad).
Hay vías adicionales como el alquiler de carrozas a otros territorios en el año, el ingreso por parqueo y el cobro a trabajadores por cuenta propia por la utilización del espacio.
Sobre el tema, el presidente de la AMPP resaltó el peso de los nuevos actores económicos en estos festejos, pues un grupo aportó de manera voluntaria 8 000 pesos al pago de una de las orquestas que se presentaron, y por concepto de cobro de espacios se recaudaron más de 140 000 pesos.
También se concertaron precios, hasta llegar al tope de 150 pesos la cerveza. Ahora, en cuanto a los carnavales, ¿de dónde era la carroza que desfiló por Artemisa?

A merced del olvido
La carroza del municipio se deterioró a la intemperie en el patio de la UEB Baldosa, desde el último carnaval en 2019, de modo que fue preciso alquilarle una a la provincia de Pinar del Río, explica José Rolando Aguilar Alfonso, jefe del Departamento de Programación en la Dirección Provincial de Cultura.
El empeño costó un total de 120 000 pesos en tres jornadas; mientras que las otras dos, procedentes de Güira de Melena y San Cristóbal, no cobraron nada a la provincia. “Sucedió, pese a la indicación a todos los municipios de hacer su carroza, lo cual no se ha cumplido”, asegura Aguilar Alfonso.
En el caso de Artemisa, la Empresa de Transporte Provincial (ARTRA) hizo una, pero la disyuntiva entre la dirección de Cultura y la entidad sobre el derecho al patrimonio, condujo al abandono, recuerda Jhoan Hernández Pérez, el director.

Incluso, abunda el funcionario de Cultura, se asignó divisa hace tiempo para la compra de trajes a bailarines, que aún brillan por su ausencia, tema peliagudo en la Villa Roja.
En el caso de la carroza de Pinar de Río, Velázquez Cantillo asegura que “no la recibimos en buen estado. Hubo que concluirla y adornarla aquí”. A fin de evitar que se repita la situación, designamos a la Unidad Básica de Producción Cooperativa Rigoberto Corcho al frente del arreglo de nuestra carroza”.
Además, el presidente de la AMPP afirma que concentrar la mayoría de las actividades para adultos en la Plaza Cultural, permitió mayor control de la disciplina social. “Tuvimos grupo electrógeno ante cualquier contingencia, hacerlo allí aseguró mayor conservación del resto del pueblo”.
Pero el término popular no es por gusto. Fiestas de esta índole deben abrir áreas para todos los gustos y edades en consejos populares rurales e instituciones recreativas, y lo han demostrado experiencias anteriores.

La vida cultural y la alcancía
Volvemos a la Resolución No. 3, que estipula la creación de un grupo de trabajo temporal para sumir las fiestas, presidido por el Director General de Educación, Cultura y Deportes. Este, junto a varios subgrupos, elabora un Programa de actividades, no solo para ese período, sino con el resto de las actividades festivas que se celebrarán en el año, en aras de recaudar fondos que permitan financiar fiestas populares. En pocas letras, se trata de guardar hoy para disfrutar mañana, y la responsabilidad de alimentar sus fondos corresponde a las direcciones municipales de Cultura, mediante bailables, parrandas y canturías, precisa Aguilar Alfonso.
Claro, esa aspiración choca contra los escasos presupuestos en cuentas corrientes asignados para la programación, el deterioro de las instalaciones del sector y la falta de iniciativas en Artemisa para colmar la mega Plaza de ofertas recreativas, al menos una vez al mes.
Al dialogar con Ana Beatriz García Díaz, directora provisional de Cultura en la localidad, refirió el diseño de diversas actividades los fines de semana para engrosar esta cuenta especial; en cambio, no se han cumplido, sobre todo en la Plaza Cultural, prácticamente la única institución que posee el organismo en la Villa Roja, además de la Galería de Arte Angerona, cerrada por problemas estructurales.
“Tanto la Biblioteca Ciro Redondo como el Cine-Teatro Juárez tributan a la Dirección Provincial de Cultura. Tenemos dos salas de video inutilizadas, con el equipamiento roto, la de Cayajabos está desmantelada, y el cine de Las Cañas tampoco funciona”.
Asimismo, “el presupuesto resulta insuficiente para las demandas actuales de las agrupaciones. Desde el reordenamiento monetario, no hay leyes o resoluciones que limiten los precios de los artistas”, que asumen gastos de toda índole, aunque a veces no cumplen con sus horarios de conciertos, ni ofrecen el espectáculo que el público espera.
Por si fuera poco, la Resolución No.3 ha de actualizarse, como la vida misma, y agregar nuevas fuentes de ingresos a la cuenta especial, que ayuden a equilibrar gastos de luces y escenarios, alquiler de audios (Talón de Aquiles de la Cultura), gastronomía, alojamiento, impresión de papeletas…
Si se gasta más de lo que se gana, entonces la balanza se quiebra. En medio de tantas carencias y dificultades, que Artemisa haya tenido carnavales obedece al esfuerzo de sus autoridades, y es justo reconocerlo. Pero fiestas y carnavales no son asunto de dos semanas antes y dos después. Hay que acordarse de ellas, de enero a diciembre.