Ninguna mujer ha llegado más lejos con solo tres saltos. No solo se trata de los 15,74 metros (m) de su récord mundial bajo techo en Belgrado, en 2022. Ni siquiera de las tres coronas del orbe en pista cubierta o las cuatro al aire libre, o el oro olímpico en los Juegos de Tokio. Yulimar Rojas lleva más de dos años imbatible en competencia alguna.
La venezolana es hija de un boxeador, y probó suerte primero en voleibol, salto largo y salto alto, no sin cierto éxito en todas.
Tenía apenas 19 años cuando Facebook le sugirió como amigo a Iván Pedroso, el multicampeón cubano de salto largo. Ella le mandó un mensaje, aunque creyó sería como tirar una botella al mar. Pero él aceptó, y en unos tres meses la nueva discípula había mejorado su marca en medio metro.
En marzo de 2016, en el Mundial de atletismo en pista cubierta de Portland, Yulimar Rojas sorprendió al colgarse la medalla de oro.
Aun en los Juegos Olímpicos de Río quedaría en plata, por detrás de Caterine Ibargüen. Sin embargo, ya en 2017 logró desalojar a la colombiana del trono planetario. Y World Athletics (el órgano de gobierno del atletismo) la catalogó como la mejor atleta femenina de 2020.
Una y otra vez, cuando sale a saltar, tanto ella como sus rivales, los jueces o el público, saben que el oro será suyo. La principal obsesión de la ganadora de siete títulos del orbe, ahora es otra: superar el récord mundial por tercera ocasión en su carrera.
El destino envía señales inequívocas: su marca de 15,67 m en Tokyo dejó atrás los 15,50 de la ucraniana Inessa Kravets en 1995, justo cuando nació Rojas en Caracas.
En 2023, acumula 44 saltos de más de 15 metros. Pero ya no la satisfacen los 15.67 m alcanzados al aire libre, ni los 15.74 bajo techo.
“Nací para saltar 16 m y esto es lo que me inspira a ayudar a inspirar a otros. Sé que tengo 16 m en mis piernas, y ese es mi objetivo. Si trabajas con el corazón, con tu fe, con tu amor por el deporte… nada es imposible; ese es mi lema y en lo que creo”.
La morena de 1,92 m de estatura y cabello que cambia de color en cada torneo, se traza un nuevo reto con vistas a los Juegos Olímpicos de París 2024: competirá, además, en salto largo, como en su adolescencia. Irá nuevamente contra sus propios límites.