Ubicada en la Carretera Junco, exactamente a medio kilómetro del casco urbano, se encuentra la Estación Meteorológica de Güira de Melena, donde se mantienen atentos a las irregularidades meteorológicas y se realizan los reportes que tributan luego a los pronósticos nacionales que escuchamos cada día.
Gabriel Jorge Díaz González, jefe de dicho centro, asegura que en esta estación desarrollan una labor compleja a partir del monitoreo constante del comportamiento de algunas variables meteorológicas, como son: la precipitación, la temperatura, la humedad relativa, la nubosidad, entre otras.
Para realizar estas labores cuentan con varios equipos o instrumentos meteorológicos, clasificados en dependencia de su utilidad y ubicación. La Garita Meteorológica, donde se encuentra la termometría, el pluviómetro que mide la cantidad de lluvia y el pluviógrafo para registrar dicha cantidad y el tiempo en que ocurrió, son los instrumentos exteriores.
En el interior del centro, se encuentran entonces el anemorumbógrafo para medir la dirección y la fuerza del viento, el barómetro de mercurio, el microbarógrafo que registra el comportamiento de la presión atmosférica, y termómetros de temperatura de sol a diferentes profundidades.
Además, cuentan con una Estación Automática en buenas condiciones y que forma parte del sistema meteorológico de vigilancia del Instituto de Meteorología.
Apoyados en mediciones trihorarias, colaboran con el Instituto Meteorológico para lograr los pronósticos de las próximas horas. En tiempos normales deberán realizarse ocho observaciones diarias a partir de las 7:00 de la mañana.
Teniendo en cuenta esos exámenes y a partir de un análisis superficial, según el jefe del Centro Meteorológico güireño, el mes de julio ha sido el más caluroso hasta el momento. Una temperatura de 37.2 grados Celsius rompió el récord histórico absoluto el día 21 de julio, y aunque este es el valor más alto registrado, fueron más los récords durante ese mes.
Siete personas componen este colectivo laboral que debe estar siempre atento ante cualquier cambio. “Mantenerse 24 horas al frente del Centro es toda una responsabilidad, porque el observador de turno realiza todas las actividades: desde revisar las variables meteorológicas y su trasmisión constante, hasta velar por la limpieza y custodia del local”, asegura Díaz González.
Los elementos meteorológicos pueden cambiar en muy breve plazo, de ahí que la puntualidad y regularidad son extremadamente importantes, por esta razón es indispensable mantener un orden a la hora de realizar la observación. Cuando se interrumpe la continuidad de las mediciones, se obtienen valores medios muy apartados de lo que en realidad debiera ser, careciendo de fundamentos los estudios posteriores que se realizan con ellos.
Contar con el nivel medio superior y aprobar el curso de observador meteorológico son las primeras condiciones para ser parte de este colectivo laboral que se encuentra en constante superación, incluso fuera del país en busca de nuevas ópticas.
Hoy declaran haber logrado la trasmisión al 100 por ciento de todas las observaciones realizadas desde esta localidad artemiseña, para apoyar al Instituto de Meteorología, máxime cuando existen fenómenos hidrometeorológicos o irregularidades climatológicas de manera general.
Contribuir a que las personas sepan cómo se comportará el tiempo para saber si pueden desarrollar las actividades previstas, ya sean cotidianas, en familia, agrícolas o marítimas, es un mérito de quienes cumplen, desde este pequeño pero imprescindible espacio, el rol de observadores meteorológicos.