Al pobre de Gollo ayer
se le subió la presión,
por una demostración
de amor que le tocó ver.
No lo podía creer:
En el Parque Libertad
vio a dos menores de edad
unidos en frenesí.
y pensó: ¿Si esto es aquí,
qué harán en la intimidad?
Pensó el guajiro en la historia
de sus viejas relaciones
y hasta escuchó los sillones
rompiéndose en su memoria.
Sin embargo, hoy es notoria,
aún con el fuerte calor,
la demostración de amor
sobre un banco, en la glorieta,
al pie de un busto, y le inquieta
esa falta de pudor.
Ayer vio que embelesados
dos jóvenes en un banco,
se besaban en un franco
roce de recién casados.
Con los ojos asustados
salió corriendo de prisa
y ahora le cuenta a Eloísa:
Yo vi un caníbal ayer
comiéndose a una mujer
en el parque de Artemisa.
Gollo sustenta sus quejas
en las manos resbalosas
y en esas lenguas fogosas
metidas en las orejas.
Reclama las normas viejas
de expresarse en colectivo
y propone un efectivo
sistema para cuidarse:
En un banco no sentarse
sin un anticonceptivo.