José Dolores Sotolongo Quiñones, autor de boleros antológicos como Vendaval sin rumbo, Los aretes de la luna y Camarera del amor, nació en Artemisa en 1918. Dicen quienes le conocieron que siempre llevaba a cuestas la guitarra, y la sensibilidad a flor de piel.
Sus composiciones cobraron vida en las voces de Vicentico Valdés, José Tejedor, Benny Moré, Caetano Veloso, Javier Solís y Toña La Negra. Le llamaron el filósofo del bolero y desplegó una amplia carrera en México y Europa.
Hoy compartimos la letra de dos de sus más conocidos boleros, Los aretes de la Luna y Vendaval sin rumbo.
Los Aretes de La Luna
Los aretes que le faltan a la luna
los tengo guardados para hacerte un collar,
los hallé una mañana en la bruma
cuando caminaba junto al inmenso mar.
Privilegio que agradezco al cielo
porque ningún poeta los pudo encontrar,
yo los guardo en un cofre dorado
son mi única fortuna y te los voy a dar.
Los aretes que le faltan a la luna
los tengo guardados en el fondo del mar.
Los aretes que le faltan a la luna
los tengo guardados para hacerte un collar,
los hallé una mañana en la bruma,
cuando caminaba junto al inmenso mar.
Privilegio que agradezco al cielo
porque ningún poeta los pudo encontrar,
yo los guardo en un cofre dorado
son mi única fortuna y te los voy a dar.
Los aretes que le faltan a la luna
los tengo guardados en el fondo del mar.
Vendaval sin rumbo
Vendaval sin rumbo
que te llevas tantas cosas de este mundo,
llévate la angustia que produce mi dolor
que es tan profundo. Llévate de mí
las inquietudes que me causan el desvelo,
por vivir soñando, con un imposible
para el corazón. Vendaval sin rumbo,
cuando vuelvas tráeme aromas de su huerto,
para perfumar el corazón que por su amor
casi, casi está muerto.
Dile que no vivo desde el día en que de mí
apartó sus ojos. Llévale un recuerdo
envuelto en los antojos de mi corazón.
Vendaval sin rumbo,
cuando vuelvas tráeme aromas de su huerto,
para perfumar el corazón
que por su amor casi, casi está muerto.
Dile que no vivo desde el día en que de mí
apartó sus ojos. Llévale un recuerdo
envuelto en los antojos de mi corazón.