En el mismo corazón de Guanajay, cerca de una esquina, la tienda La Fragancia facilita en escasas ocasiones el paso de los transeúntes. Denota a diario por el “entra y sale” de quienes, colmados de curiosidad, cruzan su puerta para ver qué hay en los estantes. Quizás algunos no la reconozcan por el nombre con el que el establecimiento se registra en el sistema del comercio, pero si decimos “la tienda de Cándida”, entonces no caben dudas.

Apenas hace falta un geolocalizador para encontrarla; tampoco es que el pueblo sea tan grande. Permanece en uno de los edificios más antiguos, en la calle central, necesitada también de no pocas acciones en términos constructivos. Pero no le faltan organización, detalles, colores y felicidad: nada difícil porque su colectivo, en mayoría, lleva nombres de mujer.
Nuestra visita coincidió con la venta de uniformes –como ocurre cada año- entre preguntas, sobrado ajetreo, pruebas, medidas y complacencia. Al otro lado del mostrador saluda a los lugareños y aparecen ofertas más especializadas, tampoco faltaban mecánicos o torneros, amas de casa y abuelos. Era un día común, sin esperar a la prensa… que resultó uno de los inolvidables para su protagonista.

El buen trato distingue a quienes laboran en la tienda / Foto: Dumet Abi Rashed
“Yo soy una mujer sin tanta singularidad. Tengo muchas obligaciones en la tienda, y al doble cuando llego a la casa. Soy madre, esposa; no se queda detrás la familia. Asumo cada tarea con responsabilidad, pero nunca verás que me falte una sonrisa. Creo que esos son los rasgos que me hacen mujer, y cubana”, dice entre sonrisas Cándida Rosa Estrada Pedroso, administradora de La Fragancia.
“Nadie me dijo que vendrían. Si llego a saberlo me arreglo un poco, pero no significa que no los atienda. Dame un segundo para organizar la venta y de inmediato pasamos a mi mesa”, respondió tras los buenos días combinados con la sorpresa de que un periodista la espere junto al fotógrafo, para hablar de cotidianidad, transformaciones y resultados en el establecimiento.
Referencia del comercio municipal
A partir de recientes disposiciones que benefician el modelo económico cubano, el comercio interior tiene a su favor la gestión de muchos de los productos que se expenden en sus unidades. La Fragancia es ejemplo de ello, no obstante, también es prioridad la atención a programas especiales como son la venta de canastilla o la atención a familias con alguna vulnerabilidad (asistencia social).
“Nos distingue la prestación de múltiples servicios, que exigen a su vez control y preparación. Vendemos mercancía liberada por autogestión: en nuestro caso somos bien suministrados por la UEB La Pirámide; depositamos a diario un buen monto como nos ha llamado el país y los flujos de compra-venta de productos son efectivos.
“Creo que falta mucho por hacer, pero el estudio de nuestros clientes y la atención a su demanda es primordial para el éxito. Por ejemplo, son de mucho agrado palanganas, módulos de cazuelas con sartenes, tendederas, sábanas estampadas, tratamientos para el cabello, colchones de espumas, mesas y otros de primera necesidad. Todos tienen buena salida, sin contar los beneficios económicos que ofrece además a los trabajadores.
“Llevo unos quince años como administradora de la tienda. Antes trabajaba en la empresa municipal, y si sacas cuenta entenderás que le he entregado mi juventud a la profesión. Nunca me ha faltado el respeto y el cariño hacia mis clientes… la sonrisa; el día que no se noten en mi rostro pues sencillamente no soy yo. De ahí quizás que las personas le cambien el nombre a la tienda (sonríe), y eso me hace sentir una mujer exitosa, con deseos de seguir aportando a mi sociedad.
“Somos seis, un solo hombre y parecemos familia. Nuestra empresa está en transformación, y es una prioridad cumplir los planes en cada etapa. Son pequeños detalles que tributan a lo que llamamos cumplimiento del deber. En no detenernos está la razón de ser, y si tengo que ayudar en la venta, no me lo pienso dos veces.
Una tienda singular
Reinventar el comercio interior tiene sus pros y sus contras. No obstante, del hacer con creatividad, unido a posturas eficaces tras una buena gestión, satisface en cierta medida la demanda.
Varias causas interfieren en la adquisición de mercancías útiles para nuestras familias, y corresponde al territorio cambiar esa realidad y contribuir al desarrollo. Es una batalla diaria, no exenta de estudios, compromiso y largas horas sobre una mesa revisando tablas, gráficos, y distribuciones según lo considera Luis Enrique Tornés La O, director de la Empresa Filial de Comercio, en Guanajay.
“El perfeccionamiento del comercio minorita de subordinación local responde a la solicitud del Ministerio de Comercio Interior (Mincin) de incrementar las ventas a partir de la Resolución 99/2019. Cada unidad minorista dispone de un monto para la autogestión, y las experiencias hablan del trabajo que cada quien realiza. El mercado de artículos industriales (La Fragancia), crece en ventas a partir de esa posibilidad”, destacó Tornés La O.

“La unidad dispone de un departamento comisionista (resolución 83) y un área para la venta de productos a plazos. Los pagos electrónicos a través de la plataforma Transfermóvil y el servicio Caja Extra, son mecanismos para el uso de tecnologías, el depósito directo a cuentas bancarias y la prontitud en torno a la prestación.
“Se inserta en una Unidad Empresarial de Base (decreto ley 34) con un plan de circulación minorista que genera ventas e ingresos en utilidades. Más del 90 por ciento de los productos que aquí se comercializan son el resultado de la autogestión, y nos proponemos incrementar dichos indicadores.
“Por su parte la Empresa Filial de Guanajay busca consolidar las acciones del perfeccionamiento del comercio minorista en Cuba. Este es un año de retos y es notable la transformación, apenas descansamos para incidir en el agrado del cliente: la población.
“Es satisfactorio escuchar cómo se reconoce que en las bodegas el personal se uniforma, lo cual repercute en la imagen e identidad corporativas. Aparecen códigos QR para pagos electrónicos, vendedores ambulantes de mercancías y mensajeros.
“Pese a las regocijos hay algo que jamás podemos olvidar: el servicio siempre está en función del pueblo. Ahora nos toca a nosotros aprovechar todos los mecanismos establecidos por la dirección del país para lograr un sector eficiente, capaz de generar ingresos, y complacencia. En ser conscientes nos van los resultados y eso sí se logra. Gozamos de facilidades, personalidad jurídica propia, posibilidad de contratos con proveedores y sobrado sentido de pertenencia para no deteneros”, concluyó.
La tienda de Cándida, al igual que incontables unidades en el resto de la provincia, es la mejor cara del Comercio por sumarse y dejar a un lado el desabastecimiento, largas filas, desorganización y problemas subjetivos. No faltarán nunca las dificultades, como tampoco el amor por lo que se hace y el verdadero sentido de un comerciante.
Es bochornoso visitar lugares donde la oscuridad opaca y pone en evidencia la ineptitud. Saberse de alternativas en medio de los constantes desafíos impuestos por el aumento de precios, importaciones o constantes métodos que se aplican para desafiar al bloqueo, destierra la crítica que viene y va.
Veamos en Cándida y en “su tienda” el modelo a seguir desde lo moral y financiero para que Cuba crezca. A quienes corresponde, hagan de sus unidades esos sitios donde no falte la cultura del detalle, la sostenibilidad, y que se conviertan, al fin, en un proyecto singular dentro de la sociedad.