Las calabazas de tamaño medio, que hoy se comercializan en Artemisa a unos 30 pesos por libra, pesan de cinco a 12 kg, y solo están catalogadas de grandes y gigantes, aquellas de 12 a 25 kg, muchas de las cuales hasta participan en concursos; incluso, existen algunas que de manera normal crecen con un peso por encima de los 50 kg.
Mas, esta que la usufructuaria Migdalia Guerra Hernández, cosechó en finca La Tumba, Cooperativa de Créditos y Servicios Carlos Rodríguez Careaga, no llegó a saberse cuantas libras tenía, pero era la primera de ese tamaño por aquellos lares, asegura la veterana de 76 años de edad, y tiene su décima, cortesía del colega y escritor Reinier del Pino Cejas.
Antes a la calabaza
nadie prestaba atención,
y ahora en la tarima son
viandas finas y de raza.
En el mercado, en la plaza,
el puesto o la carretilla
puede ver la maravilla
de que alguien empeñe el panda
para comprar esa vianda
que antes llamaba «de orilla»
Miguel Terry Valdespino
periodista destacado
hace poco a valorado
convertirse en campesino.
Le han brotado en el camino
lágrimas a cada ojo.
Padece por el antojo
y algo más triste le pasa:
Si compra la calabaza
no le alcanza para el mojo.
Pero por suerte en La tumba
se acaba de cosechar
por Migdalia un ejemplar
que de tamaño le zumba.
Seguro hacen una rumba
le dan una puñalada,
la sirvan en ensalada,
hervida, en flan, con sazones
y le sacan chicharrones
también. Yo no dudo nada.