Muy emotivas historias atesora el estadio Combate de Río Hondo, en el municipio de Candelaria. No son sólo niños de nueve a 10 años que entrenan béisbol con el profesor Cristóbal Castaño Quesada; son crónicas impresionantes de dedicación, de padres a hijos y de amor al deporte.
Desde pequeño, Yendry Docunge ama la pelota, jugaba con amigos y practicaba con el profesor Oliva Chirino Moreno en un terreno en el barrio La Flora, en la carretera de Soroa, kilómetro cuatro y medio. Sucede que, ahora, a su niño también le apasiona… y el papá no repara en distancias.
Ya su profesor de Educación Física comprobó que incluso tiene habilidades. Por eso, no dudó en vincularse al Combinado Deportivo. Suele vérsele junto a su esposa motivarlo desde las gradas. Lo ven gritar de alegría cuando juega, lo ayudan a corregir cualquier movimiento incorrecto y, sobre todo, a cumplir sus sueños.
Quien visite el estadio ve al chico sudar de lo lindo… y al padre feliz mientras participa en la formación de valores.
Tampoco a Dianelis Cambra, que vive en el asentamiento conocido como Ciudad Industrial, le queda cerca aquel terreno. Son ocho kilómetros de vuelta, al finalizar las clases de su hijo Luis Ángel Lazo. Pero un día quizás el muchacho sea campeón a nivel internacional, tal vez tan solo destacado en el territorio… o alguien a quien el deporte convierta en mejor persona.
Han ganado y han caído en diversos encuentros, sin perder ni una pizca de entusiasmo. Se les sale esa identidad y cubanía, ese amor a un juego que es pasión en esta tierra. Aunque vivan lejos no dejarán de acudir donde este buen profesor, que no les grita ni les pelea y sí los quiere.
Él cuenta que muchos padres colaboran con los uniformes y el alquiler de transporte para los topes disputados (como la Dirección Provincial).
Uno de ellos se va apurado rumbo al terreno de Bayate, a seguir practicando con el activista deportivo Osviel Morejón Cabo, del Proyecto Comunitario Somos Bayate.
Solo con ese empeño y masividad desde la base, el béisbol, ese patrimonio nuestro, puede superar tantas dificultades técnicas y de escasez de recursos. ¿Quién dijo que todo está perdido, con padres y profesores como estos?