Aún no son las 12 del día y afuera un grupo de clientes espera la apertura del restaurante pizzería Los Aliados, de Caimito. De un tiempo a la fecha la imagen se repite; la gestión de los trabajadores ha permitido mantener una oferta variada de almuerzos, sin el “típico abuso”, como decimos en buen cubano.
Funciona mediante la autogestión, a través de la Resolución 99; la cual les permite contar con la disponibilidad de alimentos y han hecho parte de su quehacer los precios económicos, si se compara con otros establecimientos.
Perteneciente a la UEB de Características Especiales El Criollo, adoptan nuevas maneras de hacer. La ley les posibilita adquirir los productos con diferentes formas de gestión, estatales o particulares, luego confeccionan una ficha de costo en base a esa compra.
“Al no ser una entidad presupuestada, nosotros adquirimos los productos por disímiles vías, incluso directamente con los campesinos, lo cual nos permite jugar con los costos”, explica Pavel Naranjo, jefe de brigada del establecimiento.
Los tablets constituyen una opción asequible para muchos trabajadores o para personas de bajos recursos, quienes acuden en busca de comida criolla o de la napolitana.
“Hemos mantenido una línea económica, para apoyar a las personas de bajos ingresos. Son comidas baratas o tablets, como los llamamos. Aun cuando nos regimos por la oferta y la demanda, y la conformación de precios a través de la 99; es una posibilidad única para nuestros clientes.”

“Oscilan los precios, pero siempre están por debajo de 25 pesos: incluye arroz, proteína, la vianda y alguna ensalada. La alternativa ha sido la disminución de las raciones, a la mitad, de esa forma es más económico y no tenemos pérdidas”.
Este colectivo también ofrece las opciones habituales de otros establecimientos. La comida puede ser para llevar o disfrutarla en el local.
Entre las ofertas semanales sobresale el arroz congrí, viandas hervidas con mojo criollo, chicharritas de plátano y boniato, con la yuca elaboran buñuelos y bolas rellenas con carne, y también ofrecen frituras y potaje de chícharos.
En el otro extremo están los espaguetis o las pizzas, entre las favoritas de la población. La escasez de harina, no ha sido tampoco un impedimento. “No hemos podido mantenerlas siempre, pero andamos en busca de alternativas como las masas pre elaboradas de la panadería de la Cadena Cubana del Pan o si aparece alguna materia prima la elaboramos desde cero”.
Para algunos, los precios módicos pueden ser sinónimo de baja calidad, pero en este caso no es así. Se cuida la elaboración y la higiene.
Durante el ciclón Ian, estuvieron activos durante los días de apagones, hasta que el Sol se escondía, como una opción para quienes no podían cocinar en casa.
“La comida está buena y no es cara realmente. Yo elijo siempre el espagueti, en su forma criollo o con queso. Tengo que probar la harina, porque me encanta y es una oferta de las de acá”, declaró a este diario Lázaro Hernández, cliente habitual de local.
Otros entrevistados afirmaron lo mismo, donde destacaron las ofertas y la calidad/precio. Nuevas formas de hacer, sin olvidar al pueblo. Esperemos que esta iniciativa sea parte de nuestra cotidianidad por mucho tiempo.
