El motor impulsor de Yelenis Sendin Andreu es el amor y su niño, ser enfermera la ha puesto de cara al dolor, a la entrega. Pero no faltan en sus gestos y en su voz la dulzura de quien cuida a otros.
A sus 26 años es la jefa de la sala de hemodiálisis del Hospital General Docente Comandantes Pinares, de San Cristóbal.
“Realmente supe que quería ser enfermera cuando estaba en la secundaria y creo que será un amor para siempre. El camino que he recorrido como profesional es muy bonito, ya que ejerzo lo que me gusta.
“Vivo para atender a los pacientes con cariño y responsabilidad. Estar pendiente de sus necesidades, me hacen estar unida a esta profesión tan bonita. Pertenecer al sector de la salud, era lo que deseaba y me llena de orgullo”.
“Me inspira, mi profesión. No hay nada como llegar al trabajo y ver cómo los pacientes mejoran gracias al cuidado que le doy, es una sensación única. Esa es mi razón de ser y me impulsa la satisfacción de que mi vida sirva para salvar otras”.
El mayor desafío que enfrenta es el trabajar sin descanso, ama pasar tiempo con su niño, escuchar música y ver series.
“La mujer que más admiro es mi madre crió a tres hijas y ahora atiende a mi niño mientras yo trabajo, es incondicional y todo lo que soy se lo debo a ella”.