Arianna Frómeta Labañino flota en el escenario, la música resuena, ella vibra y su cuerpo sigue el ritmo acompasado. Ariana salta, corre, vuela, baila; porque su vida ha sido una danza. A sus 23 años ya es parte de la Compañía NC Dance, pero la pasión por el baile inició antes; mucho antes.
“Mi camino desde que empecé en esta carrera ha sido difícil, sacrificado, arduo y constante. Tuve que alejarme de mis padres muy chiquita, porque la escuela estaba fuera de mi municipio. Al principio fue complicado: lloraba mucho y me desvelaba en las noches.
“Esperaba los fines de semanas con ansias para llegar a casa y estar a gusto. Pero me fui acostumbrando, hice amistad con los niños y después no quería ni coger los pases”.
Ell ríe mientras rememora su infancia en la escuela Vocacional de Arte Regino Eladio Boti, actualmente llamada Escuela Profesional de Danza Alfredo Velasquez Carcasses, ubicada en Guantánamo.
“Luego llegó el aprendizaje de la danza, las clases de ballet, de técnica de la danza, de folclore, el taller de improvisación; era mucho esfuerzo. Empezaba de cero y no sabía hacer nada. Era complicado. Siempre supe que este mundo sería lindo, satisfactorio, lleno de emociones, de aprendizajes, de experiencias y por eso no me rendí y así ha sido hasta el día de hoy.
“Creo que solo hubo un momento crucial. Todo empezó desde pequeña, yo bailaba mucho… Me encantaba bailar y mi querida madre me llevó con un profesor de danza, él me preparó para hacer las captaciones de la escuela de danza. Ese fue el momento en que emprendí mi camino. Bailaba desde los 2 años, pero el momento definitivo fue a los 8.
Guantanamera de nacimiento y caimitense de adopción Ariadna ríe, gesticula y transmite esa pasión por el escenario, por el baile en cada palabra. Su energía va más allá de las tablas, del movimiento, de pasos de baile… .

¿Qué fue lo primero que te hizo pensar que querías seguir una carrera como bailarín?
– Fueron mis metas. Yo siempre me decía: mañana quiero ser mejor. Hoy quiero bailar, quiero seguir bailando, quiero ser grande.
¿Qué consideras importante para llegar a ser profesional?
-Primeramente el sacrificio y la disciplina. Formación continua, metas, disposición, pasión, valores éticos hacia la vocación y constancia. Amar lo que te gusta y hacerlo con amor.
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
-Lo que más me gusta son los aplausos del público, no hay nada mejor. Escuchar a través de sus manos que el esfuerzo construido, día a día, valió la pena .
¿Cuál ha sido el mayor desafío de tu carrera?
-Desde que empecé mi carrera ha sido todo un desafío porque cada día que pasaba iban apareciendo metas pero una de las más importantes fue mi pase de nivel, si no aprobaba tenía que dejar la carrera. Fue un momento muy tenso y desafiante.
¿Qué trabajo te ha marcado?
-Uno de mis trabajos favoritos, que me marcó profesionalmente y emocionalmente fue en la Compañía de Danza Libre, en Guantánamo, con la coreografía Intimidad. Lo bailé con otro bailarín y estábamos desnudos completamente los dos.
«Un trabajo maravilloso, hermoso y estupendo. A partir de ahí mis miedos, mis penas y todo se fue; me sentía profesional y feliz».
Ariadna sueña en grande, sueña con tener una escuela de ballet para los niños. Se define en tres palabras la positividad, la disciplina y la responsabilidad. Su motor impulsor son sus padres y el otro es el amor a la danza.
Ama la danza ante todo. Así lo ratifica cuando explica que “la Danza inspira a todos los que estamos dentro de este mundo. Gracias a ella podemos desinhibirnos, olvidar los sentimientos negativos, quitarnos el estrés y fundirnos en emociones positivas que nos hacen sentir bien. Incluso cuando estamos tristes y esto se demuestra en el baile, nos sentimos mejor al hacerlo, nos sentimos liberados”.